La única buena noticia en lo ocurrido en Sinaloa la tarde y noche aciagas del 17 de septiembre es que se evitó un baño de sangre entre inocentes. La mala: el Estado se doblegó.

Casi todos los clásicos de la política, coinciden, palabras más, palabras menos, en que el Estado NO NEGOCIA. No debe hacerlo.

Lo ocurrido en Culiacán, fue un operativo pésimamente planeado. En una zona concurrida de la ciudad, en hora pico. Sin tomar en cuenta la inminente reacción de los grupos criminales.

Escuchaba en la mañana a Edgardo Buscaglía, en el programa radiofónico de Carmen Aristegui. Criticó el “amateurismo” de las autoridades. Es decir no ser un profesional de la Seguridad. El operativo fue pésimamente planeado. ¿A quien se le ocurre meterse a “la boca del lobo”” sin pensar que no habría reacciones de los grupos delincuenciales?

Ya lo admitieron las autoridades en la rueda de prensa de este viernes: Se desestimó el poder de convocatoria de los grupos delincuenciales y fue un operativo precipitado. Pero no sólo eso. Se nota que los grupos tenían un “Plan B” y estrategias logísticas para desplegar las en caso de detenciones de este tipo a sus líderes. En cambio, las autoridades no contaban con ningún tipo de alternativa para evitar posibles represalias, ni se anticiparon a la próxima jugada cómo lo hacen los buenos ajedrecistas.

¿Cómo se contrarrestan las posibles reacciones? Pues dicen los expertos que con inteligencia, previa y logística, la cual no mostraron las autoridades por esa improvisación y por esa falta de capacidad. Eso los orilló a un escenario en el que se vieron arrinconados y terminaron cediendo para liberar al célebre detenido.

Es decir: esto no tiene otra explicación más que la ineficacia, porque quienes tienen las riendas son políticos y no expertos en la seguridad.

Y lo más preocupante: si esto ocurrió con un grupo delincuencial supuestamente disperso y debilitado… ¿Qué va a pasar cuando enfrenten a otros grupos más sólidos en distintas regiones del país? ¿Los van a amagar igual?

Y el presidente López Obrador tuvo que absorber este impacto. Flaco favor le están haciendo sus colaboradores.
Lo ocurrido es un golpe de realidad que debe sacudir a la 4T. El problema de seguridad ha crecido tanto, que ya es inmanejable. ¿Cómo le van a hacer? Quien sabe. Pero es su obligación.

Es fácil opinar desde la comodidad del sillón. Y ponerse a compartir memes y hacer juicios sencillos, de una situación tan delicada.

Se debe aprender de lo ocurrido. Si no hay autocrítica, estamos perdidos.