Vivir en democracia requiere que todas y todos, desde nuestras posibilidades, participemos en los asuntos públicos. Si bien cedemos parte de nuestro poder a quienes elegimos como representantes (diputados, presidentes municipales, etc) eso no significa que no tengamos la posibilidad y la responsabilidad de colaborar con ellos para analizar y buscar resolver los complejos problemas que nos aquejan.

Dentro de los mecanismos de participación ciudadana, votar es importante, pero podría considerarse como un primer piso, pues para que dicha participación trascienda hacia la construcción de ciudadanía, se requiere ir subiendo escalones hasta el ejercicio pleno de nuestros derechos políticos y sociales, empezando por conocerlos y buscando los espacios para ponerlos en práctica.

Construir ciudadanía implica informarnos, opinar, comunicarnos con nuestras autoridades y representantes en el gobierno, observar su actuar, pedir rendición de cuentas, unirnos con nuestros vecinos y/o amigos para hacer peticiones o propuestas para resolver problemas. Y a la vez también significa ser responsables cuidando los espacios públicos, el medio ambiente, pagar impuestos.

Las formas son diversas y aún y cuando parece complicado, la participación no tiene límites territoriales, ni tecnológicos. Recién conocí el caso de un grupo de mujeres que se unieron para formar un comité de contraloría social en su comunidad, ubicada en el municipio de Talpa, Jalisco. Sin acceso a teléfono, internet ni suficientes oportunidades educativas, ellas tienen el compromiso por capacitarse y ayudar a su comunidad, identificando los programas públicos que necesitan y verificando que estos se reciban en tiempo y forma.

Otros procesos de construcción de ciudadanía han surgido por la necesidad de las personas de proteger sus comunidades de obras y proyectos que impactan su dinámica e identidad, algunos más parten de la demanda de derechos, justicia, seguridad, igualdad. La diversidad de temas, enfoques y mecanismos enriquece la participación, el análisis y el objetivo es que también incidan en la toma de decisiones públicas.

Hannah Arendt, una gran pensadora de la política y la sociedad, se refiere a la importancia de participar del ideal de felicidad pública para ser realmente libres, entendiendo y construyendo en colectivo, eso que llamamos “lo público”.

Al respecto, el próximo 30 de agosto se celebra el día de la participación ciudadana en Jalisco, una conmemoración como ésta, tomará mayor valor en la medida en que nos sirva para repensar la participación ciudadana como agente transformador de nuestra realidad.

Construir ciudadanía invita a un constante proceso de aprendizaje, cambio y avance, siempre se pueden encontrar nuevas formas de participar para que la política genere mejores cosas para la vida en comunidad. La política sí puede ser mejor si las personas ocupamos en libertad los espacios con la convicción de alcanzar el bien común y la felicidad pública.