A Enrique Alfaro le falló el momento para anunciar el aumento a la tarifa del transporte público. Quizá olvidó que Jalisco no es una isla paradisíaca, libre de las consecuencias de las decisiones económicas a nivel internacional y nacional.

Al mandatario se le ocurrió anunciar el incremento a 9.50 pesos (10 pesos reales) en un año en que el país se ha visto amenazado desde principios por la falta de presupuesto federal, que casi nos cuesta que las obras de la Línea 3 del Tren Ligero pase a la lista de obras inconclusas.

Un país envuelto en las polémicas decisiones de la 4T que mantienen a las calificadoras, analistas y al Presidente, en medio de una discusión interminable de si se encuentra México en una recesión económica técnica o con un raquítico pronóstico de crecimiento económico para este 2019.

Un sector privado preocupado por no encontrar una sinergia con el gobierno de López Obrador, ha tenido que establecer planes de contención para que no caiga su producción y no comenzar con el despido masivo de empleados o peor aún, el cierre de plantas de producción, como ya ocurrió en Jalisco.

Sumándole a la amenaza permanente de Trump de imponer aranceles a los productos mexicanos, para que México juegue a ser su policía fronteriza. Además de las redadas masivas que lanzó contra los migrantes ilegales en Estados Unidos, lo que ya provocó la caída en las remesas.

En medio de todo este contexto social, el mandatario tuvo el poco tino de anunciar el incremento, sobre todo al Sistema del Tren Eléctrico Urbano, la mejor opción que los tapatíos tienen para desplazarse de un lugar a otro por la ZMG y ahorrarse así, varios camiones al día, lo que a partir de este sábado afectó inmediatamente su bolsillo.

Un bolsillo que a corto plazo se encuentra inmerso en la preocupación en julio y agosto de cubrir todos los gastos que representa las vacaciones y el temible regreso a clases. ¡Vaya que hasta ir al centro de la ciudad a cazar las mejores ofertas en útiles y uniformes, ahora les costará  más caro, gracias a los camiones que tienen que tomar!

Todo esto sin hablar del pésimo servicio que actualmente tiene el Transporte Público. Siendo realistas, en estos momentos de incertidumbre económica y en donde el poder adquisitivo es cada vez más raquítico, al usuario promedio en este año no le importa tanto que lo traten bien en el camión o que sea tan lujoso que pueda tener aire acondicionado. Las necesidades para cubrir son las básicas y se conforma con que puedan hacer rendir el dinero familiar, aunque tengan que soportar las deplorables condiciones.

Si era tanta la presión del “pulpo camionero” de incrementar la tarifa, políticamente hablando era más rentable para Alfaro y mejor para los jaliscienses en que este año subsidiara a los transportistas, así como al SITEUR, para en 2020 volver a poner sobre la mesa el aumento injustificado.

Injustificado porque es ridículo que en la ZMG el precio de cualquier modalidad del transporte público cueste más caro que en la CDMX. Una ciudad con más de una decena de líneas de metro, con varios sistemas de transporte masivo y donde definitivamente hay una buena movilidad no motorizada.

Sería interesante saber en cuál realidad vive Enrique Alfaro:  En la realidad de la segunda fila de un partido de Los Lakers o en el de un Jalisco en medio de la incertidumbre económica.