El fundador de Global InvestmentEduardo Rivera Santamaría, así como otros especialistas en seguridad cibernética, consideraron que la adoptación de la tecnología en la Oficina del Censo de Estados Unidos trae varios beneficios para los usuarios y los trabajadores de campo, sin embargo, del otro lado de la moneda existe un riesgo latente que también se debe considerar: el hacking.

Si bien los hogares tendrán la posibilidad de responder en línea durante el censo de 2020, además de que los trabajadores contarán con teléfonos inteligentes para el registro de la información, se requiere de un sistema de cómputo más potente y de espacio en almacenamiento digital. El organismo decidió recurrir a la tecnología en la nube.

Sin embargo, un detalle que no consideró la Oficina del Censo es que esto abría una puerta para que piratas informáticos intentaran cometer sus fechorías. Los hackers encontraban relativamente fácil ver, alterar o eliminar la información recabada en las pruebas de cambo más recientes. A pesar de que los directivos aseguraron que las vulnerabilidades han sido cerradas, vuelven a ponerse sobre la mesa los riesgos que implicará el recuento del año entrante.

  • “Recordando que cada censo es una labor logística asombrosa, pero el conteo para el año 2020 es un desafío que las dependencias encargadas tendrán que afrontar, ya que esta problemática con anterioridad no se ha presentado”, comentó Rivera Santamaría, experto en seguridad cibernética.

El especialista detalló que el gobierno tiene pensado emplear nuevos métodos digitales para recopilar la información, sin embargo, el financiamiento inadecuado ha limitado su aplicación en las dependencias. Lo anterior, termina por aumentar el riesgo de sufrir problemas como fallas de software o ataques cibernéticos.

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Oficina del Censo de Estados Unidos / Wikipedia.org

Rivera Santamaría también advirtió que sigue latente la amenaza de las campañas de desinformación a través de Internet, las cuales pueden derivar en un estado de alerta ciudadana. Ante tal panorama, la administración pública determinó no insistir sobre incluir una pregunta en torno al estado de la ciudadanía en el censo, sumado a que enfrenta en bloqueo del Tribunal Supremo.

No es una situación menor, señala Rivera Santamaría, quien recordó que la información que se recaba durante el censo se emplea para determinar qué estados ganan o pierden lugares dentro de la Cámara de Representantes, al igual que los votos del Colegio Electoral. La información es crucial para la asignación de recursos millonarios en fondos federales para diferentes servicios, los cuales contemplan desde la atención médica hasta la educación.

El experto y fundador de Global Investment dijo que la Oficina del Censo está trabajando con dependencias gubernamentales para protegerse, sin embargo, existe un riesgo latente de que un fallo conduzca al censo hacia el fracaso.

“En ese momento, podríamos dirigirnos hacia un censo fallido”, explicó.

Rivera Santamaría destacó que el mayor uso de la tecnología en estos casos debe responder a dos factores de gran importancia: funcionalidad y seguridad. Bajo el panorama actual, la respuesta de la Oficina del Censo se ha visto limitada en ambos casos debido a sus recursos inadecuados.

En fechas recientes, Global Investment manifestó su preocupación porque se desperdició la oportunidad de testear las nuevas tecnologías en zonas rurales, limitándose únicamente a los ensayos críticos en el Condado de Providence.

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Pixabay

Esta situación resulta alarmante debido a que otras pruebas de campo a menor escala arrojaron fallos tecnológicos; por ejemplo, un problema de software ocasionó que se enviara a varios escritores al mismo bloque, además de que los trabajadores encontraron dificultades para hallar una conexión a Internet para enviar la información recopilada. Santamaría señaló que en pequeñas comunidades este tipo de problemas se pueden solventar de manera eficiente, pero representarían un caos si se reproducen a escala nacional.

Global Investment precisó que la vulneración de la seguridad en la nube es una preocupación que debe ser atendida con urgencia, ya que es la puerta para una situación catastrófica. En caso de que los piratas tuvieran acceso a los datos recabados, los hackers podrían perpetrar un daño irreparable. Los mismos empleados de la Oficina del Censo estarían vulnerables, ya que con solo dar click a un enlace maligno cubierto mediante suplantación de identidad, habrían instalado malware en sus dispositivos.

Finalmente, los expertos de Global Investment y su director Eduardo Rivera Santamaría recordaron que los trabajadores del censo deben hacer un juramento de por vida de no revelar información de los encuestados, incluyendo a otras agencias gubernamentales. Actualmente, están trabajando con grandes compañías como GI Tecnology para contrarrestar los efectos de la desinformación, a fin de quitarle visibilidad a los sitios web falsos y los datos erróneos.

El pasado domingo, Facebook anunció que está ampliando sus esfuerzos para acabar con el riesgo de interferencia electoral, mientras que representantes de Twitter se han reunido con funcionarios de la Oficina del Censo para propiciar una “conversación saludable” en torno al proceso que se realizará el año entrante.

De acuerdo con los expertos, el mayor peligro es que el público está perdiendo la confianza en la legitimidad de una institución independiente dentro del núcleo de la democracia de Estados Unidos.