Hoy comienzo con esta frase: “No hay tiempo qué perder, Presidente”, y es que la llamada Cuarta Transformación que ha impulsado Andrés Manuel López Obrador, fue el eje clave para que millones de mexicanos le dieran su apoyo el pasado primero de julio de 2018 y a casi un año de esas elecciones y 6 meses de comenzada la actual administración, los resultados no son los esperados, de un gobierno que debe dar pasos agigantados para cumplir con las grandes expectativas que se han generado.
No estoy diciendo que en este medio año de gobierno se le pueda exigir al mandatario sacar una varita mágica y cambiar de fondo, y para bien un país tan complejo y diverso como México, sin embargo, en este inicio de gobierno hay señales que en lugar de ser el verdadero arranque de la transformación, parece más de lo mismo y en algunos temas puede ser que estemos peor.
El tema de la seguridad ya lo he comentado, parece no tener solución y aunque se ha tratado de impactar las causas del problema, vemos como el dinero se maneja de forma irresponsable por algunos ciudadanos a pesar de recibir mejores apoyos directos del gobierno federal. Será oportuno vigilar cómo está impactando este tipo de programas como Jóvenes con Porvenir o los de Bienestar, porque se requiere que estos miles de millones de pesos que se entregan directamente a la población, realmente impacten en la transformación de la vida de las personas y no solo quede en una dádiva para ganar y mantener adeptos en materia electoral.
En el tema de la salud, que es el tema de esta semana, tras la renuncia de Germán Martínez Cásares como director general del IMSS, se requiere total transparencia en el manejo de los recursos, pero se requiere hacer un gasto oportuno para evitar que los derechohabientes tengan el trato que se merecen y puedan acceder a los servicios de cirugía, radiaciones, quimioterapias, atención de urgencias y por supuesto, recibir sus medicamentos a tiempo y en buen estado.
No es sano con una mano, dejar de invertir en el sector en aras de manejar el discurso del combate a la corrupción, mientras que con la otra, se contratan de forma directa empresas que distribuyen medicamentos y que están ligadadas a un superdelegado del gobierno federal, como es el caso de Carlos Lomelí en Jalisco.
Los cuestionamientos en distintos temas hacia el presidente son sanos para la democracia, lo que no es sano es tener un país dividido como ha estado ocurriendo. Se requieren puntos medios, se requiere analizar realmente lo que está sucediendo y encontrar los logros, retos y problemas que tiene esta administración.
Porque desafortunadamente, vemos en redes sociales y en algunos medios, que hay dos agendas muy claras: la primera es la defensa a rajatabla del presidente y su gobierno, que incluye el ataque a quienes piensan distinto o a quienes cuestionan la gestión de AMLO, pero por otra parte, hay una campaña sistemática de personas y organizaciones para desprestigiar al gobierno de López Obrador y cuestionar todo lo que dice, piensa o hace.
Desde luego hay avances importantes como el combate al robo de combustible y la apertura para hablar de frente a los ciudadanos y los medios de comunicación, pero hay otros como la seguridad, la salud, el medio ambiente y la inversión pública, que deja mucho que desear.
Con la frase: No hay tiempo qué perder presidente, me refiero a que debe comenzar a dar mayores resultados. Cada día, cada minuto… debe ser aprovechado para dar pasos firmes hacia un gobierno que sea eficaz, transparente y de mejores resultados, porque ya nos ha pasado que cuando llegan otros mandatarios, caemos en el lugar común de decir que es muy pronto para dar resultados o para exigirlos, y el tiempo se va tan rápido que cuando nos damos cuenta, se ha terminado el sexenio y lo que se hizo mal o no se hizo, impacta de forma muy importante para el país, no solamente en el presente, sino en las bases que debemos discutir y colocar para ser mejores en el futuro.