• Columna de opinión.
  • Escrita por: Karla Gabriela Villaseñor Torres.

Los programas sociales son proyectos y acciones derivadas de los objetivos de la planeación federal, estatal y municipal, que de manera sistemática se orientan a superar uno o más rezagos en servicios e infraestructura básica, fomentar la economía social y apoyar directamente a las familias o grupos en situación de desventaja, y el efecto placebo permite que quien recibe de estos programas sienta un efecto de calma momentánea.

¿Por qué efecto placebo se preguntarán? Precisamente por la capacidad que tienen para mantenerte en una posición vulnerable e insuperable, pero sin llegar al extremo, supongamos que el extremo sigue siendo ya no tener los elementos básicos para la vida (techo, alimento) y te mantienen en un estado neutro donde el gobierno te aclara que te sigue otorgando oportunidades, así que no te puedes quejar.

Se han preguntado ¿por qué el gobierno sigue ofreciendo cada vez más los programas sociales cuando uno progresista debería de ofrecerlos menos? Claro, si se priorizara la calidad de los servicios educativos, seguridad, salud, empleo, etc. No estaríamos dependiendo de lo que ofrecen para mantener una supuesta estabilidad en la ciudadanía. Y vaya que fue muy escuchado en estas campañas electorales, como sí fuera parte de un eslogan en donde las candidatas y candidatos enfatizaban en estos, obviamente, con ellos ingresan a las necesidades de los ciudadanos, porque saben perfectamente que esas necesidades no están cubiertas.

Los programas sociales enfrentan varias críticas que justifican el por qué no son tan efectivos, algunas de las principales son la dependencia económica, puesto que para algunos beneficiarios se vuelve una dependencia y crea la dificultad para mejorar sus condiciones de manera sostenible. Otra es la falta de transparencia y la corrupción en la administración de estos recursos, esto significa que los beneficios no llegan a quienes más los necesitan. La falta de enfoque integral, la mayoría de los programas solamente se enfocan en los síntomas de la pobreza, sin atacar las causas estructurales, como la falta de oportunidades laborales o una educación deficiente. Y por último se señala que tienen un enfoque a corto plazo, puesto que da una “solución” rápida, más no promueven la creación de oportunidades sostenibles.

México continúa con la falta de oportunidades, que de avanzar en ellos, reestructuraría la economía a una más productiva, eficaz y de alcance, la educación mantiene cada vez más a los estudiantes en el nivel intelectual que el gobierno bajó con la complicidad de un sistema considera, la salud representa el claro ejemplo de que hablar de un sistema como Dinamarca, no es nada más ni nada menos que una completa burla hacia todos los mexicanos y así me puedo seguir de largo explicando y señalando todas esas carencias que aún están presentes en toda la república mexicana.

Es lamentable analizar y pensar cómo durante toda la campaña electoral de cualquier candidatura política, especificaban acerca de los programas sociales como una forma de red o caña de pescar para atraer cada vez más ciudadanos. En teoría propuestas inteligentes, abarcarían el disminuir estos programas, ojo, no quitar porque también forman parte de una aportación importante y de derechos para aumentar la calidad de vida, sino lograr que cada vez menos personas necesiten de estas aportaciones para poder tener una vida digna. En momentos electorales, partidos políticos referían que eliminarían los programas si se votaba por partidos opuestos, lo cual creó un terror ciudadano y durante la jornada electoral del 2 de junio, bastantes personas continuaban con esa creencia sin antes informarse que los programas sociales forman parte de la constitución mexicana y un derecho civil.

El párrafo anterior especifica una crisis al acceso y al interés de estar informados, ya que esto ocasionó un conflicto poblacional. Los ciudadanos entraron en momentos de desesperación al creer que se les iban a retirar los programas y esto influyó en la elección de su voto, sí o sí. Formó parte de una distracción y de la caída a una red para lograr objetivos gubernamentales. Sin embargo, debemos de entender y profundizar que forma parte de nuestro deber ciudadano en fomentar la capacidad de análisis y de interés político y tenemos que tener en claro que nosotros somos la fuerza de México y tenemos el derecho de exigir una calidad de vida.

Es preocupante como elegimos a nuestros futuros gobernantes por el aumento económico en sus programas sociales, porque fue así como muchos ciudadanos seleccionaron a sus representantes. Lamentablemente el problema viene de una raíz muy construida de años y que no solamente debemos señalar al gobierno como único causante, sino también en la capacidad ciudadana de permanecer pausados en muchos sectores, en no exigir lo que nos corresponde y exigencias me refiero a no estar molestos por la caída o no de la ayuda económica que el gobierno otorga cada bimestre, sino en el enfoque real del problema y de nuestra realidad y dejar de lado el individualismo y el enajenamiento hacia un grupo político que jamás se venderá como la causa de un conflicto social y/o económico. Debemos de entender que no por el hecho de qué exista un aumento monetario es sinónimo de solución a los problemas económicos y sociales que tenemos actualmente.

Está claro que la seguridad sigue siendo un fracaso, puesto quien diga lo contrario es porque está viviendo una realidad que no existe, y no podemos dejar de admitir que continúa la inseguridad, al igual que un sistema de salud insuficiente, con escasez de medicamentos y de atención clínica, tampoco podemos dejar de enfatizar en que la economía no está estable, pues seguimos teniendo familias que aún carecen de alimentos, vivienda y sustento. Entonces ahí cierro con el hecho de qué los programas sociales no están solucionando un problema, sino que solamente están manteniendo a la población estática.