Eduardo González Velázquez

 

Como lo había manifestado la población a través de las diferentes encuestas, la coalición encabezada por Morena-PT-PVEM triunfó en Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas y la alianza Va por México del PRI-PAN-PRD se quedó con Aguascalientes y Durango. De cara a estos resultados van algunas reflexiones.

1.- El ganador indiscutible de la jornada fue el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador. No solo por quedarse con cuatro gubernaturas, sino por el crecimiento de su votación en estados donde se presentó como oposición. Si bien, Morena cuenta con la presidencia de la República, en los estados mencionados el poder Ejecutivo no estaba en sus manos.

2.- Luego de haber transcurrido más de la mitad del sexenio lopezobradorista, y con el desgaste que implica gobernar, no deja de llamar la atención que Morena y sus aliados sigan cosechando triunfos en cada cita electoral. A veces más a veces menos, pero siempre salen con una canasta de votos suficientes para alzarse la mano. Esto nos lleva a pensar en dos escenarios: la sistemática campaña en diversos medios de comunicación contra el gobierno de la 4T y las inconformidades de amplios sectores de la población por las decisiones tomadas desde Palacio Nacional, no parecen ser lo que algunos espacios de poder quieren hacer pensar a la población; o bien, la irritación social si es cierta y los hierros gubernamentales son demasiados, pero la oposición no ha logrado canalizar en su favor esa inconformidad. Pareciera, en todo caso, que para lo único que les alcanza es para descalificar de manera estridente a la 4T, pero sin convertirse en una opción real y viable de gobierno. La pobre votación recibida por el PRI, el PAN, el PRD y MC el domingo pasado parece demostrar que ante los ojos del electorado esos institutos políticos no representan una opción de gobierno.

3.- El peso específico de los triunfos estatales de Morena se verán reflejados en la elección presidencial de 2024. Para los guindas lo más complicado no será ganar la elección, sino elegir a la candidata o candidato que los abandere. Esa, y no otra, será la verdadera lucha que tendrán que dar los morenos.

4.- A querer o no, el mosaico gubernamental de la República ha cambiado considerablemente del 2018 a la fecha. Hoy Morena gobierna en 22 de 32 estados.

El resto se encuentra en manos de la oposición. La velocidad del crecimiento electoral de Morena y sus triunfos estatales van inversamente proporcional al desplome del PRI y del PAN, quienes en conjunto han perdido más del 50% de su fuerza política en tres años.

5.- Por distintas razones parece que la historia de las presidencias nacionales de Marko Cortés en el PAN, Alejandro Moreno en el PRI y Mario Delgado en Morena, estarían viendo sus últimos días. El blanquiazul por lo estrepitoso de su caída electoral; el segundo no solo por la infinidad de derrotas que carga en su espalda, sino por los escándalos de corrupción realizados desde la cúpula tricolor; y el tercero, por el reacomodo necesario de cara al proceso electoral de 2024. Sea como sea, seguramente las elecciones pasadas serán las últimas que tengan bajo su responsabilidad.

5.- Quien más que ir a una elección fue a su funeral, fue el partido del sol azteca. Con menos del 3 por ciento de la votación, seguramente el PRD perderá su registro en 2024. Tal parece que su estrategia de rémora partidista no le funcionó y próximamente verá los toros desde la barrera.

 

Profesor-investigador del Depto. de Relaciones Internacionales, región occidente. Tec de Monterrey.

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