A pesar de las críticas sin sustento y con intenciones aviesas, que buscan polarizar a la opinión pública, hay que ser muy claros y establecer que el Plan de Negocios para Petróleos Mexicanos (Pemex), que presentó el presidente Andrés Manuel López Obrador la semana pasada, es una vía sólida y segura hacia la recuperación de la paraestatal del abandono y del saqueo que ha sufrido por décadas.

Éste, sin duda alguna, es un esquema que ofrece a la empresa de todos los mexicanos, la más productiva del Estado, certidumbre sobre su futuro y la viabilidad y confianza de los mercados financieros.

Es garantía de la solidez de la economía de México, que aún depende financieramente de Pemex, en una buena medida.

En el Grupo Parlamentario del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que coordinada Ricardo Monreal Ávila, la recibimos con agrado y otorgamos apoyo total, y sabemos que éste requerirá de sintonizarse con el marco de la austeridad republicana de la Cuarta Transformación (4T), de una muy estricta disciplina fiscal y de un intenso y sin cortapisas combate a la corrupción.

En la bancada de Morena en el Senado de la República aplaudimos este esfuerzo del Gobierno Federal, para dotar de los recursos necesarios para revertir el abandono y saqueo del que fue presa la petrolera nacional.

Este Plan también contempla medias para atajar la caída que ha sufrido la producción de crudo y gas, principalmente por la falta de inversión suficiente en exploración y extracción.

Pemex volverá a ser, sin duda y con el plan presidencial, una de las empresas más rentables del mundo.

Es indispensable para que la distribución de la riqueza alcance a todos los mexicanos sin distingo, lo que es una de las metas más importantes de la 4T y por lo que los mexicanos votaron mayoritariamente por un cambio verdadero.

Finalmente, hay que decir, con beneplácito, que el Plan de Negocios de Pemex contempla que tres años los resultados estarán a la vista, con mayores ingresos y reservas probadas.