Crisis en el periodismo

¿Ser periodista o ser un buen periodista debe ser sinónimo de una especie de condición franciscana o se puede ser un gran periodista, crítico, comprometido con los lectores, con las audiencias, con el público, y a la vez ganar bien por eso y con un proyecto de largo plazo que no ponga en riesgo perder el trabajo?

Estas preguntas que se convierten en encrucijadas para el oficio más bonito del mundo, que es el periodismo, son la base de mi comentario, que más que llegar a una conclusión, busca emitir algunas opiniones de lo que está ocurriendo con el periodismo y analizar posibles soluciones y salidas a las grandes limitaciones y complicaciones que enfrentan los periodistas.

Por una parte, sabemos que se ha alimentado una especie de burguesía dorada del periodismo, donde las grandes plumas y los grandes nombres de la televisión, la radio y las columnas de los periódicos – sin generalizar por supuesto – han recibido cantidades millonarias de dinero, tanto de la federación como en el caso de muchos estados, incluyendo Jalisco.

Además de las grandes cantidades que reciben ciertos medios de comunicación, los periodistas reciben dinero en cantidades desorbitantes por hacer trabajos editoriales a modo o por espacios publicitarios.

En contraparte, están los reporteros de a pie, quienes salen de su casa a una hora determinada pero no saben a qué hora regresarán, pues en el inter del trabajo de registrar hechos y declaraciones, pasan las horas, las impuntualidades de las agendas oficiales, los acontecimientos inesperados y los llamados a cubrir noticias de última hora; esos periodistas que no están en condiciones cómodas, con aire acondicionado y el café que acompaña la emisión del noticiario, son los compañeros reporteros que son la pieza más importante en el eslabón de la construcción de un trabajo periodístico, que retrata un hecho con un estilo y un tratamiento profesional.

Todos son periodistas, porque hacen periodismo, porque día a día dan a conocer hechos, opinan y analizan los temas de la vida pública, y no se entienden los medios sin periodistas, incluso los medios y las redes sociales se nutren en gran parte de las noticias tanto de medios tradicionales como alternativos y emergentes.

Pero, la pregunta es, ¿cuál dinero va a mantener vivo el periodismo?… Aquí algunas reflexiones y cuestionamientos.

En lugar de que el dinero destinado a la comunicación social se entregue con criterios de los directores de prensa y de los gobernantes, no sería mejor que hubiera una verdadera ley de publicidad que permita la distribución equitativa de una cantidad específica, entre los medios de comunicación, incluyendo el periodismo independiente y regional.

No sería importante que organizaciones como las Naciones Unidas implementen criterios para el fortalecimiento de la libertad de expresión a través del propio financiamiento de los países y de los gobiernos hacia los medios de forma obligatoria y sin generar criterios políticos, sino técnicos y con base en audiencias.

¿Qué papel juega la iniciativa privada?, que en lugar de preocuparse por destinar sus recursos publicitarios al fortalecimiento de medios de comunicación serios, críticos e independientes, prefieren invertir en aquellos medios que poseen sus amigos, dejando en unas pocas manos cantidades de recursos que podrían rescatar el buen periodismo que se hacen en las ciudades y en los pueblos de muchos estados del país?

El periodismo está en una crisis, ya que hay grandes contrastes entre personajes del periodismo, donde juegan los factores de las presiones políticas y económicas.

Lo ideal, como lo ha señalado el gran periodista colombiano y especialista en ética, Javier Daría Restrepo, es que los periodistas gocen con total libertad e independencia política y económica, para ejercer un criterio libre sobre el actuar de los funcionarios que ejercen el poder y los hechos que ocurren en un determinado lugar y su impacto en la comunidad.

El periodismo crítico, inteligente y equilibrado es muy necesario, pero también se requiere debatir ampliamente el tema de las fuentes de financiamiento del periodismo, porque hay grandes periodistas en medios que igual pueden crecer ampliamente con recursos privados o que dependen de otras empresas, como también pueden cerrar fuentes de trabajo a esos periodistas críticos e independientes, por la falta de recursos que garanticen la viabilidad de las operaciones, principalmente en medios impresos y digitales.

Los periodistas comprometidos con la verdad y el trabajo profesional, deben ser respaldado primero por sus empresas, luego por organizaciones e iniciativa privada, que apuesten por el periodismo independiente y la libertad de expresión, porque un periodismo fuerte y de calidad, garantiza que existan ciudadanos mejor informados, más críticos y también más involucrados en la vida pública y democrática. Solo estas prácticas de buen periodismo, podrán romper con el caos de información que existe en las redes por las llamadas fake news y el alto contenido propagandístico que circula cada segundo.

El periodismo profesional y comprometido con las audiencias, lanza un SOS, la pregunta es a quién, y quiénes se comprometerán con el futuro de este hermoso trabajo, que está en una situación de grandes retos.