Por: Edgar Olivares González (@Edgar_OlivaresG)

CRÉDITO DE LA FOTO: facebook.com/yovoy8demarzo

Como he mencionado en columnas anteriores, lo simbólico es muy poderoso y representativo. Este no es el primer feminicidio – lamentablemente – que se ha registrado en la entidad, pero sí es el más simbólico de todos porque se registró afuera de Casa Jalisco, la residencia oficial del Gobernador del Estado, Enrique Alfaro.

La víctima, Vanessa Gaytán, llegó a las inmediaciones de la residencia oficial para clamar ayuda, porque seguía el acoso y la violencia por parte de su pareja, a pesar de que contaba con una medida de protección, una figura jurídica que está rebasada ante la realidad de la violencia de género en la entidad, y hasta este lugar llegó su verdugo para asesinarla, primero arrollándola con un auto y luego a puñaladas. El sujeto fue abatido por un escolta de seguridad de Casa Jalisco, quien no pudo evitar el feminicidio.

Esta historia de terror se suma a muchas otras que ocurren en la entidad y en el país. Definitivamente se requieren aumentar las medidas de protección en muchos casos, donde un papel no es necesario para evitar que ocurran estas desgracias, pero por otro lado, se debe trabajar mucho en la prevención con los jóvenes para que haya un respeto entre hombres y mujeres, donde puedan sumar esfuerzos para construir una sociedad mejor.

La violencia no solamente es el feminicidio: esa es la forma más grave, pero existen distintos tipos de violencia como la política, laboral, económica, psicológica y social. En un contexto donde las organizaciones de la sociedad civil ya no reciben recursos públicos federales y donde las autoridades se ven rebasadas ante estos hechos, se requiere hacer una reflexión para tomar este tema muy en serio y como una prioridad en las políticas públicas. #Niunamenos