Por: Eduardo González Velázquez

Los narcobloqueos de esta semana en varios puntos del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) nos recordaron que los gobiernos federal, estatal y municipal están bloqueados. Más allá de los automóviles y las unidades del transporte público incendiadas, de los negocios atacados, de las vialidades colapsadas, del pánico vivido por las personas, lo visto en días pasados es la escenificación del bloqueo y paralización de los gobiernos en muchas áreas donde deberían de actuar.

No lo hacen. Están rebasados. Inmovilizados. Asustados. Incapacitados para enfrentar el flagelo de la delincuencia. Atados de manos para ir al fondo de la corrupción y acabar con esa práctica protegida por un grueso manto de impunidad. No son solo las calles y avenidas narcobloqueadas, es la asistencia cotidiana a una realidad violentada por quienes han asumido esas prácticas criminales como forma de vivir a expensas del terror de los ciudadanos que sobrevivimos al garete, al tiempo que congelan la capacidad de respuesta de las autoridades.

Frente a la creciente violencia e inseguridad parece que los gobiernos se quedaron sin ideas, sin estrategias, sin voluntad política para moverse y cambiar la pesada realidad que agobia a la población.

Seguimos cruzando los extremos. Nada es suficiente. La capacidad de asombro es superada día a día. Cuando sentimos que hemos tocado fondo, abrimos un hoyo más grande para poder seguir hundiéndonos. No salíamos del terror tapatío cuando desde Ciudad Juárez nos informaban de enfrentamientos en la vía pública, narcobloqueos, civiles asesinados, la actividad comercial reducida por el temor de ser atacados; mientras en Tijuana, Mexicali, Tecate y Ensenada eran incendiadas 17 unidades de transporte.

Lo mismo que sucedió en Culiacán el 17 de octubre de 2019 cuando el Ejército Mexicano capturó a Ovidio Guzmán Loera y luego lo liberó por órdenes del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, para evitar mayor violencia en la capital de Sinaloa, lo vivimos en el AMG. El mismo gobernador, Enrique Alfaro confirmó que no hubo detenidos luego de los narcobloqueos para evitar “un problema mayor”.

En ambos casos, lo dicho por los gobernantes no deja duda de su incapacidad para enfrentar el flagelo de la violencia, y ante ello, prefieren paralizarse para no hacer más grande la respuesta de los criminales. Desde luego, cuidar la integridad de los ciudadanos en medio de ataques como los de esta semana es fundamental que se tome en cuenta como primera acción. Pero otra cosa, es que día a día los gobiernos no hagan lo necesario para que esas acciones violentas y de franco desafío al Estado mexicano se sigan presentando.

Sin duda, hoy por hoy, asistimos a la parálisis y boqueo gubernamental frente a las acciones criminales.

Profesor-investigador Tec de Monterrey.

@contodoytriques