• Columna de opinión.
  • Escrita por: Eduardo González Velázquez.

El día de ayer se llevó a cabo el primero de dos debates presidenciales en la carrera por llegar a la Casa Blanca. Van mis primeras reflexiones sobre el evento.

1.- El debate mostró una parte significativa de la realidad política de Estados Unidos. Dejó en claro a la clase gobernante que controla al vecino del norte. Frente a esta realidad, la ciudadanía se siente en orfandad, razón por la cual se muestra escéptica ante los dos abanderados presidenciales. No se siente representada por ninguno de los dos, y menos por una gerontocracia que controla el sistema político estadunidense.

2.- Vimos a dos candidatos vacíos de ideas, incapaces siquiera de prometer soluciones a los problemas que enfrenta la sociedad, porque ambos ya han estado en la Casa Blanca y no han resuelto las problemáticas. En ese sentido, tuvieron muy poco margen de maniobra para inventar posibles salidas a las diversas encrucijadas de su país.

3.- Si bien, Biden logró mostrar su trabajo realizado para reparar la economía estadunidense después de la pandemia, reduciendo la inflación, creando empleos e invirtiendo en esfuerzos para combatir el cambio climático, en el imaginario colectivo no pudo evitar que la mayoría de los espectadores se preocupara por el estado que guarda su salud. Sin duda, esa era una de las prioridades de los demócratas, reducir significativamente cualquier duda sobre la capacidad mental del presidente. Peligrosamente, por momentos Biden parecía congelado al responder o lo hacía con lentitud.

4.- Trump apostó todo el tiempo a las mentiras y la demagogia. A las afirmaciones sin sustento y a la imaginación desbocada. Prometió hacer cosas que durante su gobierno no realizó y se mostró a favor de posturas políticas que no comparte realmente. Insistió en mostrarse como un perseguido político. Se negó a contestar varios de los cuestionamientos, sobre todo el relacionado con la aceptación del resultado electoral, a lo cual, después de varias vueltas solo atinó s decir “aceptaré el resultado de la elección si la elección es libre y justa… absolutamente”.

5.- Aunque ambos candidatos llegaron al debate empatados en las encuestas, el sondeo que realizaron varios medios de comunicación mostró que la mayoría de la gente le dio el triunfo al republicano en un promedio de 2 a 1. Asimismo, 57 por ciento de los observadores del debate dijeron que no tenía confianza en la capacidad de Biden para liderar el país en un segundo mandato, contra 44 por ciento que expresó lo mismo sobre Trump.

6.- Sin más las alarmas demócratas han sonado. Las voces que piden cambio de candidato se han multiplicado. Los nombres de los posibles sucesores han comenzado a aparecer: el gobernador de California, Gavin Newsom; la vicepresidenta, Kamala Harris; la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer; y el gobernador de Illinois, JB Pritzker, entre otros. El movimiento para convencer a Biden de que no se presente es real. Las peticiones al líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, y al líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, para cambiar de candidato son cada vez más serias.

A menos de dos meses de la convención demócrata en Chicago, Biden tendría que pensar con honestidad si debe o no seguir en la carrera presidencial. Evidentemente su partido no tomará esa decisión, quien debe dar el primer paso es Joe Biden. Si alguien en el partido quiere reemplazarlo, lo hará a través de un proceso de nominación abierto en el pleno de la convención. El tiempo corre y las posibilidades de retener la Casa Blanca se reducen al paso de las semanas. Si van a remplazar al candidato les quedan menos de 40 días para hacerlo.

  • Eduardo González Velázquez.
  • Profesor del Tec de Monterrey.
  • @contodoytriques.