Ni ni la barranca del Muerto, el basurero de Cocula, ni la línea de investigación de que los 43 normalistas de Ayotzinapa fueron divididos en tres grupos y llevados a diferentes municipios de Guerrero, en su libro Gracias el presidente AMLO expresa la versión de un testigo protegido que asegura que los estudiantes fueron incinerados en funerarias de Iguala. Así lo detalla MILENIO.
Andrés Manuel López Obrador le dedica 18 páginas de su libro al caso -destacando dos de referencias históricas-, que las concluye con fragmentos de cuatro documentos que, expresa, que pueden ayudar a entender las dimensiones de la tragedia y que forman parte del informe expuesto hace dos años por la Comisión Ayotzinapa encabezaba por Alejandro Encinas. Al menos así lo confirma MILENIO.
En su libro, el Mnadatario federal toma dos testimonios del testigo colaborador con identidad Neto.
De acuerdo a sus palabras, en la noche del 26 de septiembre de 2014, “El Pato”, Patricio Reyes Landa, recibe la orden de recaudar cloro, bolsas y otros productos de limpieza. Después, en la madrugda del día siguiente, ambos se dirigieron a una bodega localizada en un punto conocido como El Coyote, donde un líder de Guerreros Unidos apodado El Negro les dijo al “Barney” y El Pato, que se llevaran los bultos, que eran unas 10 bolsas negras, y los subieron en tres camionetas a la funeraria Uriustegui, ubicada en la colonia Ruffo Figueroa.
“En la funeraria comenzamos a apilar las bolsas en un espacio de aproximadamente dos metros por dos metros (…) fue cuando me di cuenta que lo que tenían las bolsas, eran cuerpos destazados por que se comenzaron a romper y comenzó a salir sangre de ellas”, destaca el testimonio.