- Columna de opinión.
- Escrita por: Oscar Miguel Rivera Hernández.
La paridad de género ha llegado a la política mexicana con un ímpetu inquebrantable, y en vísperas de las elecciones del próximo año, se ha convertido en un tema de discusión que despierta pasiones y desata una tormenta de opiniones encontradas en el seno de la política.
Las voces que defienden la paridad de género en las gubernaturas sostienen que esta es una pieza clave para lograr la igualdad de oportunidades en el ámbito político. ¿Por qué limitar la participación de la mitad de la población en los puestos gubernamentales más altos? Esta pregunta, en apariencia sencilla, se transforma en un clamor de cambio que resuena en los pasillos del Instituto Nacional Electoral (INE) y en los cuarteles de los partidos políticos.
La propuesta respaldada por el INE y promovida por las consejeras Claudia Zavala, Dania Ravel y Carla Humphrey aboga por asegurar que las mujeres sean postuladas como candidatas en cinco de las nueve gubernaturas en disputa. Para muchos, esto representa un paso lógico hacia la plena igualdad de género en la política. En un país donde la lucha por los derechos de las mujeres ha sido una constante, esta propuesta tiene un fuerte eco.
No obstante, como es común en cualquier debate, existen voces disidentes. Los partidos políticos, divididos en dos bloques principales, el oficialista liderado por Morena y el bloque opositor conformado por el PAN, PRI y PRD, han manifestado su resistencia a esta propuesta. Argumentan que el INE está invadiendo su autonomía al imponer esta regla y que ya han reformado sus normas internas para garantizar la paridad de género, por lo que la intervención del INE sería innecesaria.
Esta resistencia no se limita únicamente a los partidos, ya que algunos consejeros electorales también han manifestado su desacuerdo con la propuesta, argumentando que la paridad de género en las gubernaturas debe ser regulada por las leyes locales y que el INE no debería decidir cuántas candidaturas debe presentar cada partido por género.
Este debate plantea cuestiones fundamentales sobre el equilibrio entre la autonomía de los partidos y la obligación de garantizar la igualdad de género. ¿Hasta qué punto debe intervenir el INE en la selección de candidatos por género? ¿Son suficientes las reformas internas de los partidos para garantizar la igualdad de género? ¿Pueden las leyes locales regular adecuadamente esta cuestión por sí mismas?
La paridad de género en la política es un principio fundamental en la búsqueda de una sociedad más justa y equitativa. La igualdad de oportunidades no es solamente un derecho, sino un pilar esencial de la democracia. La participación activa y equitativa de todas las voces, sin importar su género, enriquece el debate político y garantiza que las decisiones tomadas reflejen las necesidades y perspectivas de toda la población.
La resistencia a esta propuesta enfatiza que la igualdad de género es una lucha constante. La democracia mexicana enfrenta un desafío importante, y cómo se resuelva este debate tendrá un impacto duradero en el camino hacia una sociedad más justa. Las voces que abogan por la igualdad de género se alzan, pero las voces de resistencia también son fuertes. El 4 de noviembre marcará un hito en este proceso, y estaremos expectantes para ver cómo evoluciona esta discusión.
Sin embargo, es necesario reflexionar sobre una perspectiva adicional. ¿Podría la paridad de género, en ciertos casos, ser utilizada como una herramienta política interna por los partidos para librarse de quienes no se alinean con su agenda o a quienes perciben con pocas posibilidades de éxito electoral? Algunos señalan que, en Morena, Jalisco y la Ciudad de México, podrían preferir que la candidatura al gobierno del estado recaiga en una mujer y sacrificar o “sacudirse” a algunos personajes, como Carlos Lomelí u Omar García Harfuch, respectivamente.
Muchas voces ya se escuchan diciendo que la paridad de género no debería utilizarse como una excusa para marginar a personas con talento o experiencia en la política. En última instancia, la democracia no solo implica dar voz a todos, sino encontrar formas de equilibrar las demandas de igualdad con la diversidad de ideas y perspectivas.
La paridad de género en las gubernaturas tal vez, definirá y cimentará el color de los próximos gobiernos estatales. Por lo anterior, creo que la igualdad de género será un pilar fundamental de las elecciones del próximo año.