- Por: Óscar Miguel Rivera Hernández.
- Profesor y Analista Político.
En ocasiones, resulta interesante reflexionar sobre cómo habría sido nuestro presente, si las circunstancias hubieran sido diferentes en el pasado. En este sentido, es intrigante imaginar qué habría ocurrido si el Partido Acción Nacional (PAN) o el Partido Revolucionario Institucional (PRI) hubieran ganado las elecciones en México en 2018.
Debemos reconocer que, estos dos partidos, han dejado una huella significativa en la historia del país, y explorar sus trayectorias políticas anteriores puede brindarnos una perspectiva enriquecedora sobre las posibles consecuencias que podrían haberse derivado de su retorno al poder.
Si el PAN hubiera ganado en 2018, México habría seguido por un camino de apertura económica y reformas políticas, siguiendo la línea trazada durante los dos sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón, bajo el liderazgo del PAN en el pasado, se implementaron políticas pro mercado que buscaban atraer inversión extranjera y fortalecer la economía.
Sin embargo, también es importante reconocer que estas políticas a menudo beneficiaban a unos pocos en detrimento de la mayoría de la población.
En términos de seguridad, el PAN también tuvo una postura firme contra el crimen organizado y trabajó en fortalecer las instituciones de seguridad, durante el gobierno de Felipe Calderón. En este sexenio, se implementó la estrategia conocida como la “Guerra contra el narcotráfico”, que tuvo como objetivo debilitar a los grupos criminales.
Sin embargo, esta estrategia estuvo marcada por controversias y alegaciones de vínculos entre el gobierno y algunos actores del crimen organizado, prueba de ello, Gerardo García Luna, el super secretario de Seguridad Pública de ese gobierno, está preso en Estado Unidos, ya procesado y declarado culpable por cinco cargos: tres por tráfico de drogas, uno por delincuencia organizada y otro por falsedad de declaraciones.
Si el PRI hubiera ganado en 2018, habría existido preocupación por la continuación de reformas y el fortalecimiento de los mecanismos anticorrupción. El PRI gobernó México durante gran parte del siglo XX, hasta el año 2000 y luego regresó en el 2012, después de dos sexenios del PAN, con Enrique Peña Nieto y no fue distinto, ya que este, como los anteriores al 2000 fueron gobiernos señalados por la corrupción y la falta de transparencia en sus gestiones.
Aunque el partido ha buscado modernizarse y presentarse como reformista, habría sido necesario evaluar si realmente habrían implementado políticas que fomentaran la justicia social y el fortalecimiento del mercado interno, sin embargo, examinando a sus líderes actuales, como Alito Moreno, creo que hubieran sido peor.
De acuerdo a las tendencias pasadas, podemos creer que la impunidad seguiría estuviera a su máxima expresión, además, conociendo el comportamiento que se venía dando en esos sexenios y al interior de sus partidos (PAN y PRI) de personajes como Alejandro Moreno Cárdenas (Alito Moreno) y Marko Antonio Cortés.
Es fundamental reconocer que tanto el PAN como el PRI implementaron políticas que fomentaron la participación de la iniciativa privada y la inversión extranjera en empresas paraestatales.
Estas políticas buscaban, según sus narrativas, aumentar la eficiencia y la competitividad de estas empresas, pero también generaron consecuencias negativas para los ciudadanos, como el aumento de los costos de servicios como la electricidad y los combustibles y lo que es peor, la privatización de PEMEX y CFE.
Estas mismas tendencias nos dicen que el dólar estaría en treinta y cinco pesos. El costo de la gasolina, se estima que estaría, por lo menos, en 35 pesos, ya que subía al menos 20 centavos cada mes.
Es importante destacar que, en México, el outsourcing, en los sexenios pasados, se utilizaba de manera indebida para evadir obligaciones fiscales y laborales, afectando negativamente a los trabajadores. El sexenio de López Obrador impulsó reformas para regular y combatir estos abusos. Estas medidas buscan proteger los derechos de los trabajadores y evitar la evasión fiscal. También en este rubro laboral, el salario mínimo se hubiera estancado, como se hizo durante los sexenios del PRI y del PAN
Igualmente, los salarios de los funcionarios, que algunos están elevados, seguirían aún más, continuando con una desigualdad y la asignación desproporcionada de recursos públicos, en lugar de destinarlos a las necesidades de la población. Lo mismo sería en materia fiscal, si hubieran ganado el PRI o el PAN, donde la recaudación de impuestos, seguiría siendo benévola para los grandes empresarios, allegados a esos gobiernos, lo que haciendo crecer cada vez más, la brecha de una política del reparto de las riquezas, que aún es enorme.
Para terminar, la reflexión sobre qué habría sucedido si el PAN o el PRI hubieran ganado en 2018 nos invita a analizar las tendencias pasadas y sus implicaciones. Sin embargo, es importante recordar que la realidad es dinámica y que las suposiciones no siempre se traducen en resultados concretos. La toma de decisiones políticas y la implementación de políticas públicas son procesos complejos que dependen de múltiples factores y actores.