Eduardo González Velázquez

Siempre he pensado que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) está tan desgastado (hoy y en sus años anteriores) que no puede desgastarse más. Que no pueden tener una crisis mayor a las vividas. Que sus corrupciones e ineficiencias gubernamentales no son suficientes para deteriorarse más. Que hace años llegaron a ese límite y que lo que vino después no los marchitó más. Como materialización de estas afirmaciones tenemos el caso de su presidente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, autonombrado Alito.

Podríamos pensar que el desgaste y la baja credibilidad de su dirigente le traería, al menos, entre sus agremiados el sonado rechazo. Sin embargo, no parece ser así. La petición de varios expresidentes del PRI, (Dulce María Sauri, Beatriz Paredes, Manlio Fabio Beltrones, Pedro Joaquín Coldwell, Roberto Madrazo, Claudia Ruiz Massieu, César Camacho, Jorge de la Vega, Humberto Roque, José Antonio Fernández) el martes pasado para que renunciará Moreno Cárdenas debido a que le han perdido la confianza y le achacan la crisis por la que atraviesa el otrora poderoso e invencible tricolor, no recibió el apoyo (al menos hasta el día de hoy) de las mayorías. Según los demandantes, la crisis por la que atraviesa el tricolor es peor que la del 2000 cuando perdieron la presidencia de la República, aunque a mí me parece que la mayor crisis se presentó con la ruptura de la Corriente Democrática en 1987.

Ante los reclamos de los expresidentes, Alito respondió que “así le dejaron al partido”; y que él no fue puesto ahí por ningún presidente de la República, que lo eligieron los votos de los militantes, por lo tanto, no dejará la dirigencia partidista hasta finales del año siguiente. Ante su respuesta, las fuerzas vivas del partido parecen respaldarlo.

La crisis del PRI no solamente tiene que ver con su presidencia y las derrotas electorales que lo han llevado a gobernar solo en dos estados, Coahuila y el Estado de México, ambos con amplias posibilidades de perderlos en 2023. Mientras que en las entidades donde aún aparecen en el membrete del gobierno, están en coaliciones encabezadas por el PAN. También está la posibilidad de que se abra una investigación por parte de la Fiscalía General de la República (FGR) y la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), de la Secretaría de Hacienda, sobre presuntos delitos cometidos con recursos de procedencia ilícita por parte del dirigente nacional del tricolor.

En medio de la rebatinga por su salida o permanencia en el partido, Moreno Cárdenas insiste en que es un perseguido político de la 4T.

Por vía de mientras, estamos frente a una profunda crisis de credibilidad electoral del PRI. Los pobres resultados obtenidos desde 2018 a la fecha dan muestras de ello. En tanto, el Revolucionario Institucional no quiera mirar la viga en su propio ojo e insiste en ver la paja en el ajeno, su crisis seguirá aumentando alejándolo más de las preferencias ciudadanas, con lo cual, estoy cierto, se beneficiará la democracia mexicana.

 

Profesor-investigador del Depto. de Relaciones Internacionales, región occidente. Tec de Monterrey.

@contodoytriques