Por: Eduardo González Velázquez

El día de ayer fue detenido por la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales de Nuevo León, el ex gobernador de ese estado, Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco. Se le acusa de cometer delitos electorales en 2018. Dicha acusación se remonta precisamente a 2018, cuando el actual gobernador emecista, Samuel García, era legislador y presentó una denuncia contra Rodríguez Calderón y el gobernador interino Manuel González por desviar recursos públicos para fines electorales. En aquel año, la denuncia no prosperó contra los exmandatarios electorales. En 2022 la historia parece ser diferente. Por lo pronto, El Bronco, fue recluido en el área 2 del penal de Apodaca, construido e inaugurado durante su administración.

¿Qué se mira en el futuro inmediato? Podemos observar un circo de dos pistas. La primera, el terreno judicial, donde un juez de control deberá definir la situación jurídica del exgobernador (quien fuera el primer mandatario estatal llegado al poder como candidato independiente) por el supuesto delito de haber utilizado a funcionarios estatales y recursos públicos para conseguir las firmas que se requerían para competir en las elecciones presidenciales de 2018 como candidato independiente. Este terreno es altamente resbaladizo, como lo es la impartición de justicia en nuestro país. De tal manera, que no dudamos que la estancia de Jaime Rodríguez en el penal de Apodaca termine siendo breve. Incluso tomando en cuenta las revisiones hechas a su gobierno por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) que encontró irregularidades por casi 12 mil millones de pesos de 2016 a 2020.

La segunda pista es la política. Por un lado, está la competencia al interior de Movimiento Ciudadano para obtener la candidatura presidencial en 2024, donde Samuel García tiene la mira puesta en las urnas junto a otros miembros emecistas, como el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro. Por otro lado, está el control político de Nuevo León y el fortalecimiento del grupo del gobernador con miras a montar un proyecto transexenal que le garantice la tranquilidad luego que deje el poder.

Por el bien del estado de Nuevo León y por el fortalecimiento de la democracia y el ejercicio de gobierno, ojalá que las investigaciones permitan conocer lo que sucedió en torno a las firmas obtenidas por el exgobernador para aparecer en la boleta de 2018, y que el caso no termine en el cajón de las revanchas políticas de quienes entran al poder sobre quienes lo abandonan.

Es de llamar la atención que dos de los candidatos presidenciales en 2018, hoy enfrenten acusaciones judiciales por presuntos delitos cometidos. Frente a esa realidad, no podemos dejar de preguntarnos ¿qué hubiese pasado? ¿o de qué no nos hubiésemos enterado? Si Ricardo Anaya o Jaime Rodríguez hubiesen ganado la elección presidencial.

            Nos salvamos.

 

Profesor-investigador del Depto. de Relaciones Internacionales, región occidente. Tec de Monterrey.

@contodoytriques