El lunes pasado, el gobernador de California, Gavin Newson, decidió levantar la orden de confinamiento en las regiones de la Bahía de San Francisco, el Valle de San Joaquín y la parte sur del estado, que comprende el área de Los Ángeles.

Con esta medida, afortunadamente negocios como restaurantes y gimnasios podrán abrir con actividades al aire libre y también se permitirá la apertura de Iglesias, tiendas comerciales y salones de eventos con actividades en interiores.

Hace un par de meses California y Texas se disputaban el primer lugar con alrededor de dos millones de casos cada uno, en Texas no se ha cerrado la economía, mientras que en California se cerró nuevamente, agravando la crisis de muchos negocios. Sorpresivamente en California se dispararon los casos y hoy tienen un millón de diferencia con relación a Texas.

Este panorama nos permite concluir que los cierres obligatorios de negocios no son necesariamente la clave para disminuir contagios de Covid19. Sabemos que abrir la economía de forma segura y con las medidas sanitarias es posible y que las tasas de contagio se incrementan por la movilidad, el comportamiento y la irresponsabilidad de una parte de la sociedad que no toma las medidas para evitar la propagación del coronavirus.

De hecho, parte de la población Californiana viajaba a visitar restaurantes y bares en Arizona, justamente por las prohibiciones en el primero.

Uno de los discípulos inamovibles de los confinamientos, el gobernador de Nueva York. Andrew Cuomo, quien impuso una durísima política de cierres, comentó lo siguiente:

“Simplemente no podemos permanecer cerrados. El costo es altísimo. No tendremos negocios qué abrir después”.

En los cierres de Nueva York y California, se comprobó que en lugar de asistir a comercios con medidas seguras, la gente seguía reuniéndose sin protocolo alguno lo que disparó los casos.

Mantener las economías cerradas no ha solucionado el problema del coronavirus. La propia Organización Mundial de la Salud, ha manifestado la necesidad de adaptarnos a las actividades cotidianas en convivencia con la Covid-19 y extremar todas las precauciones para evitar su propagación. Insisto: economía abierta de forma segura.

En cuanto al tema de la vacuna, el Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden,  ha solicitado a las farmacéuticas Pfizer/BioNTech y a Moderla, una cantidad de 200 millones de dosis de vacunas contra la Covid-19, es decir, 100 millones por cada empresa.

Si se logra obtener esta cantidad de vacunas, el presidente norteamericano prevee que se abrirá un camino que permita que la mayoría de habitantes de la Unión Americana estén vacunados para cuando termine el verano de 2021.

Además, hay compromisos para surtir 400 millones de dosis adicionales donde también entran al jugo Johnson & Johnson y Astra Zeneca.

El mandatario demócrata, recién llegado a la Casa Blanca, confía en que se pueda cerrar los contratos para esta compra.

Hablamos de 600 millones de dosis, lo que permitiría inmunizar a los 300 millones de estadounidenses, pues se requiere un doble suministro de dosis para completar el ciclo de vacunación contra esta enfermedad causada por el virus Sars-Cov2.

Hasta ayer, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos reportaba que 23.5 millones de dosis han sido administradas y 3.4 millones de personas ya obtuvieron ya están vacunadas totalmente. No obstante ciudades como Nueva York han tenido retrasos en sus objetivos de vacunación por falta de dosis, pues las empresas no se dan abasto en la producción de la nueva vacuna contra el coronavirus.

Estados Unidos tiene poco más de 25 millones 445 mil contagios acumulados desde que comenzó la pandemia y registra más de 425 mil fallecimientos.

El estado más afectado es California con más de 3 millones 230 mil casos, y en segundo lugar Texas, con 2 millones 290 mil casos acumulados de Covid-19.