Por Adriana Rodríguez Romero*

En diciembre 2020 se cumplen diez años desde que el Behavioural Insights Team (BIT) abrió sus puertas en Reino Unido, siendo la primera unidad especializada en políticas públicas basadas en la conducta.

Esta agencia, nace por mandato del entonces Primer Ministro David Cameron, con la finalidad de incorporar las ciencias de la conducta al proceso de política pública, lo que permite diseñar, implementar y evaluar políticas públicas bajo una óptica más apegada al comportamiento real de los agentes económicos. Esto es, diseñar políticas públicas a partir de un individuo cuyas decisiones se ven influenciadas por sesgos cognitivos y heurísticas que le desvían del comportamiento que marca el modelo económico estándar.

El enfoque tradicional en el estudio de la economía, supone que el individuo es racional y que en todo momento buscará maximizar su propio beneficio. Este ser humano siempre tomará la mejor decisión, goza de autocontrol y tiene la capacidad de procesar cualquier tipo de información sin importar las circunstancias u hora del día (siempre cumplirá sus propósitos de año, nunca olvidará realizar un pago, tomará las mejores decisiones en materia de salud y finanzas).

Sin embargo, las ciencias de la conducta ofrecen un bagaje multidisciplinario que integra aportaciones de la psicología, neurociencias, economía conductual, ciencia política, derecho, antropología, sociología, entre otras, permitiendo que se pueda tener un mejor conocimiento del tomador de decisiones para así, contar con mejores herramientas para el diseño, implementación, evaluación y retroalimentación en materia de políticas públicas.

Esto es, por ejemplo, contar con herramientas que puedan analizar el impacto de la fatiga mental, la sobrecarga cognitiva, el impacto de los factores incómodos, el exceso de confianza y optimismo, o la misma procrastinación, en la toma de decisiones que enfrentan a diario los agentes económicos, y con ello aplicar formas sutiles de intervención, que continúen respetando la libertad del individuo pero que le ayuden a tomar la mejor decisión que éste hubiera tomado. Tal es el caso de los denominados pequeños empujones o nudge, en inglés. Un recordatorio para el pago de impuestos, es un nudge.

Pintar de un color llamativo los botes de basura y trazar un camino para encontrarlos fácilmente en los parques, también lo es. Inscribir automáticamente a los trabajadores que por primera vez participan en el mercado laboral en un plan de pensión es un empujón (si no le gusta ese plan, podrá cambiarse si así lo desea).

Así, este enfoque, ecléctico y heterodoxo, se ha convertido en una tendencia internacional de forma tal, que para 2017, OCDE había registrado más de 200 unidades de política pública basada en la conducta alrededor del mundo.

El surgimiento de este tipo de unidades se ha concentrado en países desarrollados, tal es el caso de Australia, Canadá, Dinamarca, Países Bajos, Singapur, EE.UU., (éste último país comenzó a incorporar las ciencias del comportamiento a la Política Pública a través de la Oficina de Asuntos Regulatorios de la Casa Blanca en 2009, bajo mandato de Barack Obama), entre muchos otros.

Y es gracias al crecimiento de estas agencias, que también se han aplicado intervenciones en países en desarrollo a través de proyectos de cooperación internacional lidereados por diferentes agencias del Nudge, organismos internacionales e inclusive ONGs. Por lo que se puede decir, que intervenciones en política pública conductual han sido implementada en los cinco continentes.

Para los interesados en las políticas públicas y en la economía de la conducta, la evolución del Behavioural Insights Team, es un caso de estudio en sí, que no puede pasar desapercibido. En sus inicios se conformó por menos de 10 expertos, a los que el gobierno británico otorgó un plazo de dos años para lograr economías significativas en gasto público a través desarrollar políticas públicas conductuales (las que cuales suelen caracterizarse por un bajo costo de implementación en comparación con un subsidio o transferencia gubernamental, por ejemplo), para lograr así la continuidad de dicha Unidad. Hoy en día, es una empresa global con presencia en más de 30 países, que ha realizado estudios en diversos sectores como finanzas, salud, educación, medio ambiente, gobierno y sociedad.

Asimismo, ha desarrollado materiales clave para el diseño de nudges, a disposición del público.

Este equipo, dirigido por David Halpern de 2010, cuenta con un capital intelectual multidisciplinario de exfuncionarios públicos y académicos, acompañado con asesores como Richard Thaler y Cass Sunstein (líderes en economía de la conducta y autores del Best Seller “Un Pequeño Empujón. El impulso que necesitas para tomar mejores decisiones sobre salud dinero y felicidad”). Han construido alianzas estratégicas que sin duda han coadyuvado al desarrollo de una comunidad de expertos que contribuyen a brindar evidencia para la toma de decisiones en el diseño, implementación y evaluación de políticas públicas. El uso de estudios de control aleatorio, han sido promovidos por este tipo de agencias con la finalidad de contar con información más puntual, a través de implementar medidas de política pública basadas en la conducta y probarlas con agentes económicos reales.

Es así, como los diez años del Behavioural Insights Team, nos permiten reflexionar sobre los alcances, oportunidades e inclusive, las limitantes que ofrecen las políticas públicas basadas en la conducta. El diseñador de política pública debe saber que las ciencias de la conducta ofrecen una caja de herramientas adicional, que puede implementarse de manera conjunta con los instrumentos tradicionales. No usarlas o mantenerse al margen de esta tendencia, constituye un costo de oportunidad que se puede traducir en pérdida de eficiencia y bienestar para la sociedad.

*Profesora de Economía en la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey Región Occidente; entre los cursos que imparte en esta institución se encuentra Economía Conductual. La autora es Economista y Maestra en Economía y Negocios por la Universidad Anáhuac, Campus Norte. Actualmente cursa el Doctorado en Políticas Públicas y Desarrollo en la Universidad de Guadalajara, investigando sobre Políticas Públicas basadas en la Economía de la Conducta. adriana.ro@tec.mx . @EconAdri