La tendencia del Gobierno Federal a eliminar fideicomisos comenzó en abril de este 2020, y todo indicaba que tarde o temprano la 4T acabaría con todos, o la mayoría de estos ya fuera que tuvieran o no estructura de respaldo. Y para la maestra Eréndira Aguilar Moreno, docente de la maestría en Transparencia y Protección Datos Personales del Sistema de Universidad Virtual de la Universidad de Guadalajara, la maniobra es aceptable desde el punto de vista de que dichos organismos debían transformarse en pos de la transparencia.

“Yo creo que esta figura como tal se transformó o debe transformarse. Es válido señalar que no se extinguen como tal las acciones que pudieran realizarse a través de los Fideicomisos, pues seguirán pero con una figura más diferente. Si es cierto, los fideicomisos se habían caracterizado por ser opacos sobre todo los que no tienen estructura porque se diluyen las responsabilidades sobretodo en el manejo de los recursos, a la hora de asignarlos y transparentar en qué se ejecutó el gasto”, aseguró la especialista.

Y es que estos organismos del estado operaban recursos prácticamente “a su antojo”.

“Todos los Fideicomisos vienen de un recurso federal y ese recurso, esa bolsa de dinero o inversión, tenía sus propias reglas de operación para ser asignadas. Entonces dependiendo de la época del año, el Fideicomiso metía los proyectos y le iban suministrando recursos para ejecutar esos proyectos”, describió Aguilar Moreno.

Y señaló que no se trata de juicios sobre si la maniobra que pretende la 4T desde la Cámara de Diputados sea “buena o mala”, sino una óptica de administración diferente, y más refiriéndose a aquellos organismos que no contaban con una estructura.

El hecho de que sea bueno o sea malo, quizá sea que será una administración distinta la manera de realizar esas acciones, desde mi punto de vista es bueno, es sano, sobretodo extinguir aquellos fideicomisos que no tienen estructura. Es válido todas las acciones que han hecho hay muchos fideicomisos que han hecho muchos proyectos y obras muy buenos y que el recurso puede seguir ejecutándose de esa forma pero la estructura en la que se administraba, esa es la que considero que está bien que se cambie.”

Sin embargo la especialista señaló que se debió antes hacer una evaluación profunda sobre aquellos organismos que sí estaban dando resultados y presentaban una estructura clara y con base a transparencia .

“Quizá evaluar conforme a que todos eran opacos, pues era muy general. Yo creo que se tendría que haber hecho un análisis muy específico a cada uno de ellos, y sobretodo siguiendo las recomendaciones que también hace la auditoría superior, porque también son auditables los recursos. Yo creo que ya una vez que se hayan validando todos estos elementos podrías decir si la estructura funciona o no. Porque parte de lo que sirve o no de una Institución precisamente es que esta y su estructura sea eficiente para el manejo de recursos y no sea una carga”.

Descartó que a partir de este corte de caja por parte del Gobierno Federal se vayan a conformar otro tipo de instituciones que realicen las actividades que hacían los fideicomisos, algo así como una versión 2.0.

“No creo que lo revaloricen. No habrá marcha atrás sobre este tema. Quizá se va reestructurar la administración o reestructurar la manera de distribuir el presupuesto, quizá le llamen de otra manera, pero algo como un Fideicomiso 2.0 no”, comentó la académica.

¿Para qué servía un fideicomiso?

La docente del Sistema de Universidad Virtual señaló que hay que tener claro que los fideicomisos que desaparecen son los públicos y no los privados.

Cuando el gobierno constituía un fideicomiso, lo hacía con la intención de auxiliarse en ciertas actividades y sectores, además de la administración de recursos y ejecución de actividades muy específicas.

Los Fideicomisos Públicos estaban regulados por la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal y fueron instaurados por el Ejecutivo para impulsar áreas de desarrollo.

Por ejemplo, un fideicomiso de obra sin estructura era aquél que estaba ligado a una cabeza de sector en relación a sus funciones, y su personal pertenecía a una secretaría desde la cual se asumían y realizaban los asuntos del Fideicomiso.

En cambio, los que sí tenían una estructura, contaban con un Comité, personal especializado para realizar todas las funciones del Fideicomiso. En cuanto a importancia, se equiparaban a una institución paraestatal. Es decir que tenían patrimonio propio, presupuesto, y recursos materiales, humanos y financieros.