La permanencia de las fuerzas castrenses en las calles hasta el 2024 para la aplicación de seguridad pública, en apoyo a la Guardia Nacional debe de observarse desde dos ópticas y no como un fracaso de la misma, considera el especialista en seguridad pública Javier Carrasco Rueda, académico de la Universidad de Guadalajara.

La primera, sugiere que se estaría apuntalando un apoyo muy grande a la Guardia Nacional para que alcance a consolidarse como una estructura de seguridad pública, el cual además está dispuesto y ordenado por la Constitución, y la segunda que, independientemente de dicho apoyo, la Fuerza Armada permanente podría usarse por el ejecutivo federal en apoyo a la seguridad pública, no más allá del 2024.

Así pues, ya fuera con decreto o no, de cualquier manera todo el personal que perteneciera a fuerzas armadas tendría que retirarse para esa fecha.

Y es que el uso de las Fuerzas Armadas para la aplicación de la seguridad pública en el país por parte de los gobierno no es nada nuevo, ni ajeno para los mexicanos, pero si se trata de una medida desesperada; pues a falta de instituciones fuertes y confiables, los mandatarios han tenido que recurrir a los elementos de élite que conforman el ejército para que realicen dichas acciones.

“Aquí hay un tema de fondo importante. No hemos tenido en México en las ultimas décadas, fuerzas armadas bien consolidadas e institucionalizadas capacitadas, y profesionalizadas. Entonces, los titulares de los ejecutivos en turno han tenido que emplear un recurso extremo que son las fuerzas armadas, para ayudarse en seguridad pública, que es una medida desesperada, porque si no hay policías bien consolidadas, con un buen despliegue en todo el territorio y que responda a la expectativa social, entonces atrás de ellos, lo único que queda en la línea de batalla contra la inseguridad son las fuerzas militares” señaló.

Un soldado ≠ un policía

El especialista señaló que mientras por su formación a un soldado en ocasiones ejercer su labor pueda implicarle hasta sacrificar su vida en aras de la soberanía nacional, Un policía solo está obligado a prevenir preservar, en pos de los derechos humanos. 

Además el académico pide no satanizar la figura del soldado, pues ellos también tienen derechos y una vocación, que se verán afectados por mandato oficial para dedicarse a otra actividad. A esto se suma que los elementos castrenses, no en todos los casos estarán capacitados para realizar tareas de seguridad pública.

“No se deben olvidar los derechos humanos de los soldados. Pues al estar en la calle con una capacitación y vocación que es la procuración de la Seguridad Nacional, los llevan a tener que aplicar, de cualquier manera, con o sin capacitación previa, tareas para las que no fueron formados. O sea que se coloca a un soldado a la proximidad social, para preservar una escena del crimen, para las que no fueron formados, ya que su fin es otro.

A veces flota el discurso de que los militares son malos, y que hacen daño y a la sociedad. y nada más alejado de la realidad. El soldado tiene un amplio sentido de su deber y de la responsabilidad, pero no es su trabajo directo, constitucional ni legal la seguridad pública en principio”.

Soldados en las calles = Policías débiles

El académico sostiene que, de acuerdo a la tendencia, la presencia de los soldados en las calles no hará más que debilitar a las fuerzas policiacas estatales y municipales.

“Toda la tendencia que hemos observado, apunta a que se debilitarán las corporaciones municipales y las estatales y por supuesto la ausencia de una fuerte institución federal”.

A todo esto se suma, que la Guardia Nacional todavía está en construcción, “muy a pesar de los nobles y dignos esfuerzos que haya, incluso del personal que lo constituye, que tienen un amplio sentido de la responsabilidad”, recalcó.

Otro punto que no abona, es el hecho que la seguridad pública, debe de construirse de abajo para arriba, o sea, desde las comunidades, desde la cercanía, hacia arriba, y no a partir de corporaciones de élite.

“Y eso siempre va a ser malo, porque hay un principio mundial que dice que la seguridad mundial se construye de abajo hacia arriba. Desde los barrios, las colonias, las regiones, los municipios, hacia arriba y qué mejor instrumento que contar con una policía fuerte que interactúe con la ciudadanía, con los barrios, para construir la seguridad. No han tenido al día de hoy los policías locales, el apoyo ni  la seriedad con la que se debe enfrentar su consolidación y eso ha ocasionado que en varias regiones del país sena inexistentes, para fines prácticos”.

La fiscalización y la vigilancia social

La constitución ordena, entre otros principios la fiscalización de la Guardia Nacional. En este ámbito de la Seguridad Pública, el decreto del ejecutivo hace suyo el principio de fiscalización para desplegar fuerzas armadas en apoyo de la guardia nacional.

El artículo 76, fracción cuatro de la Constitución Mexicana, establece la obligación del Ejecutivo Nacional de rendir un informe anual en tiempo y forma al Senado de la República del despliegue de la Guardia Nacional, en el que se deben de justificar el porqué fue necesario este despliegue, qué fue lo que ocurrió, entre otros puntos.

Sin embargo, según comenta el académico de la Universidad de Guadalajara, la fiscalización no solo correrá a cargo del Senado mexicano. Sino que también los organismos civiles deberán verificar y pedir cuentas del cómo se ha utilizado la Guardia Nacional y las Fuerzas armadas en materia de procuración de Seguridad Pública en el país.