Estados Unidos tiene 159 mil 184 casos de coronavirus. Está a tres mil casos de doblar en cantidad a China, que fue el lugar donde se originó la ahora pandemia. Trump sabe que esto es una carrera a contrarreloj que está perdiendo: los casos no dejan de aumentar y el pico máximo está aún lejos tanto en los infectados como en las muertes. Estados Unidos es ya el epicentro de la pandemia por mucho: son casi 60 mil casos arriba del segundo lugar que sigue siendo Italia.

El enemigo a vencer para Donald Trump, su gabinete, su gobierno, no es ni Bernie Sanders ni Joe Biden; el enemigo principal de Trump se llama coronavirus y de seguir así, sin poder reabrir el país, sin controlar la pandemia y sin reestablecer la economía en las próximas semanas o incluso meses, su futuro político estará en grave peligro, si no es que destruido.

Y difícilmente logrará la empatía del pueblo norteamericano porque reaccionó tarde ante la Pandemia, no le dio la suficiente importancia, creyó que se resolvería sola y las consecuencias llegaron. Trump declaró que no era necesario cerrar el país, declaró que el pueblo superaría esta pandemia sin mayor problema y ahora el tema es que Estados Unidos no ha podido detener los contagios, inclusive, teniendo 900 millones de habitantes menos que China, con una gran cantidad de recursos técnicos, tecnológicos, humanos y financieros, no puede detener esta hemorragia de casos y eso le va a salir muy caro.

Si Trump logra contener la pandemia con el apoyo de todos sus recursos y de los Gobernadores de los estados y claro, de la gente, saldrá muy fortalecido, pero si esto continúa a este ritmo y la recesión se profundiza, Donald Trump terminará siendo una víctima más del Covid-19 aun sin siquiera enfermar.

Ningún candidato en la historia de Estados Unidos ha ganado teniendo al país en recesión o con problemas económicos y de desempleo grave y menos si la percepción del electorado es que Trump pudo evitar esta crisis y la minimizó. Eso no se lo perdonarán los estadounidenses, ni siquiera muchos de sus seguidores.

El reto del Covid19 pone a prueba a todos, incluso a aquellos que ya se veían sin contratiempos por cuatro años más en la oficina oval.