Por: Edgar Olivares González (@Edgar_OlivaresG)
Imagen: lopezobrador.org
¿Qué hace que el tema de la semana sea la Conquista Española, ocurrida hace casi 500 años y no un tema tan importante como la seguridad pública, que alcanza los más altos niveles en el inicio de un sexenio desde que se tenga memoria y registro? La respuesta es Andrés Manuel López Obrador, el genio de los símbolos.
En su libro “El Código Cultural”, el francés Cloutaire Rapaile habla sobre cómo las emociones y las experiencias, más que el análisis y el razonamiento, es lo que hace que las masas tomen decisiones. Es decir, es el poder de los símbolos lo que mueve a la gente y a la opinión pública.
No sé si el presidente López Obrador ha leído a Rapaile, pero lo que sí sé es que conoce perfectamente el poder de lo simbólico y ha jugado con los símbolos y las frases siempre.
Lo más reciente es justamente el caso de la Conquista Española, y es que hoy el tema no es cuántos homicidios ha habido en los primeros meses de gobierno de López Obrador, o si la Guardia Nacional será suficiente para disminuir los índices de violencia, o por qué el mandatario envió prácticamente la misma lista de aspirantes para integrar la Comisión Reguladora de Energía, a pesar de haber reprobado las comparecencias ante el Senado.
Ninguno de esos temas marca la agenda a pesar de que son actuales y son situaciones cuestionables y que se deben atender, pero que a la vez significan un desgaste a la administración actual. Sin embargo, esos no son los temas importantes hoy, sino la conquista española.
Con este planteamiento no estoy asegurando que Andrés Manuél López Obrador utilice el tema de la Conquista como una cortina de humo para que todo mundo hable de ese tema, haga memes, se genere la división ya tradicional entre chairos y fifís, o al menos así lo ve el propio presidente, pero yo tampoco descarto que el presidente utilice estos temas para que sean situaciones simbólicas –como la antiquísima conquista– lo que marque la agenda informativa y de las conferencias de prensa matutinas, y con eso evitar el natural desgaste que representaría para su imagen el hecho de que los medios y las redes estén hablando de los muertos, de las decisiones cuestionables o de temas que no son muy gratos para el mandatario.
López Obrador es un experto en símbolos y más allá de cuestionarlo por haber exigido disculpas a España y al Papa Francisco por los abusos cometidos en la Conquista, que sí los hubo y están ampliamente documentados, lo cierto es que ese tema no debe ser una prioridad en la agenda del presidente de un país que no ha podido salir de la intensísima violencia y guerra de todos contra todos en la que nos encontramos.
En resumen, el tema de pedir perdón por la conquista no necesariamente está mal, lo que me preocupa es que los temas importantes se vayan a segundo plano y se pierda el foco sobre ellos porque estamos ocupados discutiendo temas simbólicos que nada aportarán a la realidad y a los resultados de un gobierno, así venga un súplica de perdón de rodillas del rey y del presidente del gobierno español.
El tema no es menor, pues aunque nos sirve de material para divertirnos con los memes y los puntos de vista en el que incurren todos los que pescan el anzuelo para subirse al tema, de fondo podemos tener un sexenio donde el enfoque y la energía se ponga en los símbolos y no en las realidades que deben cambiar.