El sismo que ocurrió el pasado 6 de febrero en Turquía y Siria, hasta el momento, dejó más de 36.000 muertos, según las autoridades de ambos países.
Para ser más exactos, en Turquía van 31.643 fallecidos y en Siria la cifra va en 4.614 vidas perdidas. Sin embargo, la Cruz Roja Internacional destacó durante los primeros días de la tragedia que los muertos como consecuencia del desastre natural podrían llegar hasta 40.000.
Ante este adverso panorama, los equipos de rescate en el sureste de Turquía y el norte de Siria siguen con la compleja misión de buscar entre los escombros más sobrevivientes del sismo.
Los rescates de individuos con vida, una semana luego de la tragedia, se convierten en motivo de celebración nacional. Por ello el reciente hallazgo, bajo los escombros, de un bebé de dos meses en la provincia turca de Hatay motivó los aplausos y las celebraciones del grupo de rescatistas.
El bebé fue trasladado a una ambulancia y se convirtió en símbolo de la esperanza tras el contundente terremoto.