Por Julio Ríos*
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La Iniciativa de Reforma Electoral presentada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador tiene muchos puntos para el análisis. Hoy me enfocaré en la propuesta para crear el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC), con el que buscan centralizar todos los procesos electorales del país.
No me asusta que las consultas sean cosa cotidiana. En diversas naciones los procesos de democracia representativa (elecciones) se combinan con los de democracia participativa (Referendums, Plebiscitos, Ratificación o Revocación de Mandato, etcétera) los cuales en México están contemplados en las normas jurídicas.
Más bien me inquietan tres puntos sobre la creación del INEC:
1- Eliminación de los OPLE’S
2- Centralizar todas las elecciones (federales, estatales y municipales) en un solo organismo
3-Elección de consejeros y magistrados electorales por voto popular
Me referiré a las dos primeras, pues sobre la tercera no hay mucho que abundar. Es una idea descabellada, pues se trata de cargos que requieren una especialización técnica, no son puestos de representación popular, y por eso no hay lógica para que se designen a través del voto de las personas. Y de todas maneras es una faramalla, porque los candidatos ese cargo serían propuestos por el filtro político de los tres poderes. Así que una elección del pueblo, como la quieren pintar, no es.
Respecto a la eliminación de los OPLE’s, primero expliquemos que los Organismos Públicos Locales Electorales es el término técnico para referirse a los Institutos Electorales Locales. En el caso de Jalisco, por ejemplo, el OPLE es el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana y se encargan de organizar los procesos de gobernador, diputados locales, presidentes municipales y regidores.
Los consejeros de los institutos solían llegar muy cuestionados porque los gobernadores metían la mano en sus nombramientos a través de los congresos locales. En 2014 hubo una reforma electoral que los transformó y le quitó la facultad de nombramiento a los Legislativos estatales. Ahora es el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) el que nombra a los consejeros locales y eso ha elevado el perfil de quienes llegan a los órganos locales.
En esa reforma aprobada en el 2014, también se le quitaron a los OPLE’s algunas facultades, como la fiscalización de campañas, que se trasladó al INE. Por eso en el caso de Félix Salgado Macedonio, fue el INE el que terminó por negarle la candidatura para la gubernatura de Guerrero al detectar anomalías en su reporte de gastos de precampaña.
Otra de las atribuciones que se trasladaron al INE fue la capacitación. Por lo tanto, ahora en las elecciones concurrentes solo hay una mesa directiva de casilla. Antes había dos mesas distintas, cada una con sus filas y con sus urnas. Hoy se hace una sola fila, aunque cada Instituto (el INE y el OPLE) aportan material electoral distinto (urnas y papeletas) y se encargan de su posterior procesamiento (recepción y cómputo) por separado.
La idea de desaparecer a los OPLE’s implicaría, de golpe y porrazo trasladar al INE un poco más de 1600 elecciones para el proceso ordinario del año 2024, de las cuales serían nueve gubernaturas y 27 congresos locales.
El INE tendría que hacerse cargo de la noche a la mañana de todo el traslado de ese material electoral (que hoy distribuyen los OPLE’s), así como del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) de todas esas elecciones y el canto de las casillas durante la noche y madrugada de los comicios. A esto hay que agregarle los cómputos de 1,580 municipios que en 2024 tendrán elección. Y durante la campaña tendrían que atender las quejas y emitir medidas cautelares de más de 1,600 procesos electorales que se les trasladan y por supuesto gestionar esos tiempos de radio y televisión.
La iniciativa justifica la desaparición de los OPLE’s por un solo motivo: la austeridad. Pero por supuesto que al inflar las obligaciones del INE, este requerirá más recursos. Es por ello que el presupuesto del Instituto ha ido creciendo, porque lo han atiborrado de atribuciones, no solo la organización de comicios, sino también la emisión de credenciales, el monitoreo de radio y televisión, la fiscalización y ahora las consultas, entre otras. Sumarle más tareas, por supuesto que implicará el efecto contrario al de la austeridad.
Otra justificación de la iniciativa, es que como se pretende desaparecer a los 300 distritos Electorales ya no se requerirían las Juntas Distritales. Sin embargo, serían las Juntas Locales Ejecutivas las que terminarían absorbiendo el trabajo de organización y cómputo de las elecciones para gubernaturas, con toda su complejidad. Y por supuesto que sería necesario instalar Juntas Municipales, las que en 2024 serían 1580 de un solo tirón.
Todo indica que a lo que realmente le apuesta la Cuarta Transformación, es a tener un férreo control de los procesos electorales gracias a este único Instituto, que por cierto tendría solo siete consejeros “electos por el pueblo”, y seguramente afines al régimen.
En suma: centralizar todas estas actividades en el INEC me parece una idea descabellada. Y peor aún si le sumamos la idea de elegir a los diputados por listas de representación proporcional, lo cual provocaría que los candidatos y candidatas tuvieran que ir a congraciarse con los comités nacionales de sus partidos para que sean palomeados y privilegiados en el orden de prelación.
Sería un retroceso político, logístico y social que afectaría la calidad de los procesos electorales, en aras de una supuesta austeridad en un rubro en el que no deberíamos escatimar: la democracia.
*El autor es profesor de Periodismo en el Sistema de Universidad Virtual de la Universidad de Guadalajara, Conductor del Canal 44 de Televisión y Analista de Imagen Radio