El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, encendió el debate comercial al afirmar que “no sabe si el T-MEC es necesario”, justo cuando México, Estados Unidos y Canadá se preparan para iniciar el proceso de revisión del Tratado entre (T-MEC), cuya continuidad deberá definirse en julio de 2026.
Durante una reunión en la Casa Blanca con el primer ministro canadiense, Mark Carney, Trump declaró que aunque el T-MEC “sirvió a un propósito muy bueno”, el mayor logro fue “deshacerse del TLCAN”, en referencia al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que fue reemplazado por el T-MEC en 2020.
“Ya no sé si [el T-MEC] es necesario, pero sirvió a un propósito muy bueno”, dijo Trump, lanzando una señal de incertidumbre sobre el futuro del acuerdo comercial.
¿Qué implica la revisión del T-MEC?
El acuerdo comercial vigente exige una evaluación integral cada seis años, incluyendo revisiones semestrales en materia laboral y ambiental, y un monitoreo continuo a través de una docena de comités especializados. Según el Artículo 34.7, cada país debe presentar su postura y, en caso de consenso, extender o renegociar el tratado.
Canadá busca fortalecer la relación bilateral
La visita de Carney a Washington tuvo como objetivo reconstruir los lazos diplomáticos con la administración Trump y abordar temas clave como el comercio, el medioambiente y la seguridad fronteriza. La revisión del T-MEC se perfila como uno de los temas más relevantes en la agenda trilateral durante los próximos meses.
México atento a señales de incertidumbre
Desde el gobierno mexicano aún no se ha emitido una postura oficial ante las declaraciones de Trump, pero expertos señalan que cualquier duda sobre la viabilidad del T-MEC puede generar volatilidad económica y comercial, especialmente en sectores como el automotriz, la agricultura y la manufactura, altamente dependientes del comercio regional.
Un tratado bajo escrutinio
El T-MEC ha sido considerado un tratado más moderno y ambicioso que su antecesor, el TLCAN, incluyendo disposiciones más estrictas en materia laboral, medioambiental y de propiedad intelectual. Sin embargo, las tensiones políticas y comerciales entre los tres países podrían poner a prueba su permanencia.