El reloj político sigue su marcha. A 21 meses para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, todo mundo jala la cobija de la reforma migratoria para su lado y lo único que consiguen es encuerar a las personas migrantes.

Lo mismo el presidente Joe Biden, que sus correligionarios demócratas, que la oposición republicana en el Congreso y en los gobiernos estatales, todos afirman tener la solución al fenómeno migratorio y todos a la vez se descalifican. Esta situación a llevado a la clase política del vecino del norte a inmovilizarse en un lodazal de promesas incumplidas, amenazas por doquier y demandas judiciales.

Esto ha traído un resultado de suma cero. Todos han perdido. Nada para nadie. Evidentemente los más perjudicados son los migrantes “sin papeles”. Frente a este escenario, el pronóstico es que para los próximos dos años no se construirá una salida que beneficie a los migrantes.

No negamos los esfuerzos por parte de la administración Biden para desmantelar el legado legislativo-político antimigrante de Donald Trump, y también reconocemos que la Casa Blanca no ha hecho lo necesario por acabar con esa herencia frente a una oposición que niega cualquier posibilidad de cambio en el tema migratorio.

La última propuesta de la Oficina Oval ha sido permitir que hasta 30,000 migrantes de Venezuela, Cuba, Haití y Nicaragua ingresen a la Unión Americana por aire cada mes. Al tiempo que México reciba desde Estados Unidos igual número de personas que estén solicitando asilo allende el río Bravo.

Para acceder a los beneficios del programa, los migrantes deben presentar la solicitud desde sus países de origen, pasar una verificación de antecedentes y demostrar que tienen un patrocinador financiero en Estados Unidos. En caso de ser aprobada su petición, podrán permanecer en aquel país hasta por dos años, obtener un permiso de trabajo, y una vez en territorio estadunidense podrían solicitar asilo.

Como respuesta a este nuevo plan, veinte estados gobernados por republicanos y liderados por Texas presentaron una demanda contra la administración de Joe Biden buscando bloquear el programa.

Por su parte, un grupo de 77 legisladores demócratas de ambas cámaras encabezados por los senadores Bob Menéndez y Bernie Sanders, y los representantes Alexandria Ocasio Cortez y Jesús Chuy García recriminaron a Joe Biden por violar la ley que permite solicitar asilo a refugiados que llegan a la frontera de Estados Unidos por México, y mantener el Título 42 para expulsar de forma inmediato a solicitantes de asilo en la frontera.

De ese modo, la Casa Blanca no parece atender adecuadamente las demandas de los migrantes, ni tampoco las presiones políticas de demócratas y republicanos.

Por vía de mientras, el tiempo sigue su marcha. Joe Biden desperdició en sus dos primeros años de presidencia la mayoría que tenía en el Senado y la cámara de Representantes para sacar una reforma migratoria. Hoy, la mayoría republicana en la cámara Baja está desarrollando nuevas iniciativas de ley antimigrantes lo que vuelve cada día más lejana la posibilidad de una reforma migratoria.

Nadie parece encontrar la punta de la madeja para deshacer el nudo migratorio.

Profesor del Tec de Monterrey
@contodoytriques