Periodistas cómo Ricardo Raphael y activistas defensores de Derechos Humanos, denunciaron que fueron espiados por la Secretaría de la Defensa Nacional a través del software Pegassus, que se usa por distintos gobiernos para labores de intrusión a la privacidad.

No obstante el presidente López Obrador negó que el Ejército Mexicano haya espiado, y matizó diciendo que solo se trata de trabajos de inteligencia.

“No es cierto que se espíe a periodistas o a opositores, no somos iguales que los anteriores, no es cierto. Yo hice el compromiso de que nadie iba a ser espiado. Si tienen pruebas, que las presenten. He estado leyendo sobre esta denuncia y la verdad es que no hay elementos. Ellos (la Sedena) tienen labores de inteligencia que llevan a cabo, que no de espionaje, que es distinto. Nosotros no espiamos a opositores y lo que buscan nuestros adversarios es equipararnos con los que gobernaban anteriormente y no somos lo mismo y todos los medios de información”, dijo AMLO en su mañanera de este martes.

Citizen Lab, de la Universidad de Toronto, reveló que analizó los celulares de periodistas y activistas y resultó que fueron infectados entre 2019 y 2021 por Pegasus, un software diseñado por una empresa israelí, el cuál solamente se vende a los gobiernos del mundo y no a particulares.

El testimonio de Ricardo Raphael

En su columna en Milenio, el periodista Ricardo Raphael relató que el domingo 3 de julio su hijo de 12 años recibió un mensaje de audio vía WhatsApp de parte de un desconocido en el cual se mencionaban, de manera amenazante, si nombre y el de su padre. Cinco días después fue publicada en redes sociales una conversación telefónica privada entre Ricardo Raphael y Salvador Leyva Morelos Zaragoza, secretario técnico contra la tortura del Instituto Federal de Defensoría Pública.

“Tengo convicción de que la oficina espía está adscrita a las fuerzas armadas, ya que la primera infección coincide con la fecha de publicación de Hijo de la Guerra (Planeta), relato de no ficción sobre la historia del grupo criminal Los Zetas. Los días previos a la infección ofrecí al menos veinte entrevistas en medios de comunicación para promover el libro, narrando la historia de ese brazo armado del cártel del Golfo, el cual fue integrado a partir de una veintena de militares que pertenecieron al Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales y que recibieron entrenamiento en Estados Unidos”, escribió Ricardo Raphael.

Y el periodista remató así su columna:

“Ahora sé que este relato me volvió objeto de espionaje ilegal por parte de las áreas de inteligencia de la Defensa Nacional que no solamente espían a periodistas, sino también comparten el material espiado con terceros, tal como ocurrió con la conversación telefónica antes referida y también con quien envió el mensaje amenazante al teléfono de mi hijo”.