La escena que se vivió este miércoles en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en la que fue destituido el Magistrado presidente del organismo, está cargada de prácticas que distan mucho de ser apegadas a derecho. Así se refirió el especialista en litigio, Sergio Villa Ramos, postulante en materia constitucional en la Firma Illanes y Soto en entrevista para Rumbo MX.

Según el especialista, la deposición, calificada de “Golpe de estado”, por el propio -ahora- ex magistrado presidente José Luis Vargas Valdés es compleja, pero en su entramado, ha develado la fractura de una de las entidades más importantes para la vida democrática de México.

Podría sonar muy duro, muy crítico el uso de “Golpe de Estado”, pero podríamos estar frente a este concepto o lo que denominamos como una Crisis Constitucional”, menciona Sergio Villa.

Los trapos sucios se lavan en casa

Sí había conductas que sancionarle al magistrado presidente del Tribunal Electoral, estas se debieron haber presentado ante un organismo interno de la Sala Superior, y no en vivo, y en una sesión que estaba programada para tratar otro tema.

Y es que la forma en la que se dio la destitución de Vargas Valdés fue poco ortodoxa y para nada a pegada a los protocolos, saltándose la propiedad de las formas legales, especifica el especialista.

“Era muy evidente ver la relación de pantalla, cómo los  magistrados que impulsaron esta propuesta se encontraban en el mismo lugar, mientras que el presidente se encontraba en distinto sitio. Esto se dio de manera muy espontánea, muy al vapor. No se circuló este punto de acuerdo, porque recordar que son puntos de acuerdo que tenían que haberse circulado previamente, pero además permíteme comentarte algo. Esta sesión que tenía la Sala Superior del Tribunal era para un objetivo muy claro que era para resolver cuestiones de carácter jurisdiccional, esas sesiones están delimitadas para analizar ciertas cosas. De tal suerte que integrarla al vapor, sin haberlo consensuado, sin haberlo socializado antes entre los magistrados, este punto de acuerdo, pues desde luego es algo que sale de todo lo que jurídicamente se podía hacer en esa sesión”, declara.

A todo esto, se suma el hecho de que los magistrados se saltaron instancias específicamente diseñadas para realizar revisiones al comportamiento de sus integrantes.

“Esas cuestiones de carácter administrativo, inclusive se analizan de un modo distinto, no en ese tipo de sesiones. Incluso hay otro tipo de entidad del propio Tribunal que es un especie de consejo, de organismo conformado por magistrados del propio Tribunal, y Consejeros que son los que se encargan de dirimir este tipo de cuestiones digamos de disciplina o cuestiones de carácter administrativo“.

El quiebre, indica Sergio Villa, además de poner en el centro de la discusión al Tribunal Electoral, no trae más que complicaciones: “Lo que yo veo es que llevarlo en una sesión de este tipo, de este modo, definitivamente, fue para prender todos los focos y generar este choque que estamos viendo y detectando los efectos en sociedad negativos”.

Problemático e histórico

La destitución de Vargas Valdés, marca un antes y un después en la historia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Debido a que lo que se vivió en la sesión virtual del TEPJF no se había presentado en toda la existencia del órgano del Poder Judicial, no se tiene un camino que sirva de ejemplo para enfrentarlo u evitarlo. Y advierte el especialista que así como sucedió en él Tribunal podría suscitarse en la propia Suprema Corte.

“Es un problema totalmente nuevo, Sui Generis, nunca no lo habríamos esperado, pero necesitamos algún tipo de mecanismo de control para evitarlo, porque así como sucedió en esta ocasión en la Sala Superior del Tribunal Electoral, puede suceder en la Suprema Corte. Ha sucedido en Congresos de los Estados, este tipo de deposiciones, forzosas. Es una táctica dura del derecho, pero muy estirada”. 

La impugnación de Vargas Valdéz

Si el magistrado destituido quisiera impugnar la situación a la que fue orillado, confirma Sergio Villa, se enfrenta a dos problemas, el primero, elegir qué tipo de instrumento jurídico debe de seguir, y el segundo ante quien deberá impugnar:

“Tenemos aquí un problema, digamos, de la forma en la que se podría integrar la impugnación de esto, principalmente porque si se presentara ante la Corte algún tipo de mecanismo constitucional tendríamos que estudiar muy bien cuál sería el procedimiento procedente. Y si es procedente, pues habría un problema, porque generalmente quien puede promover este tipo de mecanismos es quien tiene la representación de los órganos. Y en este caso la discusión gira precisamente en torno a quién la tiene. Que es decir, si la tiene Vargas o la tiene el magistrado Reyes Mondragón, quien quedó electo por sus compañeros”.

Pero el ex magistrado no tiene otra opción, e impugnar ayudaría no solo a demostrar las deficiencias en el Tribunal, sino que ayudaría a sentar las bases de cómo se puede dar solución a situaciones como las actuales.

“Sin embargo si sería oportuno que se presenten mecanismos de control constitucional, inclusive mecanismos ante el Sistema Interamericano, porque esto que está pasando en este momento nos está mostrando una de las deficiencias de carácter orgánico  y constitucional para aquellos casos en los que pueda generarse un problema como este”.