Mario Ramos* Politólogo @marioramosg

Hoy ante la crisis sanitaria está en juego el presente y el futuro de la población, hoy las decisiones que toman nuestros gobernantes podrían significar muchas vidas, o nos podrían afectar para el resto de nuestras días y esto la clase política lo debería saber.

Los políticos actúan bajo su propia naturaleza: el respaldo, la aprobación popular e incluso la rentabilidad electoral. Por eso generan tanta expectación las encuestas que miden el nivel de aprobación o desaprobación de los gobernantes. Y habría que decir que esto no es del todo malo, es decir, que los partidos y los gobiernos sepan y actúen bajo la premisa de que sus decisiones tendrán un impacto en su nivel de aceptación o aprobación por parte de la sociedad, los lleva, o los tendría que llevar mejor dicho, a tomar las mejores decisiones.

Y cuáles son esas mejores decisiones, las que tengan el impacto más favorable para la sociedad, en este caso, y en este momento estas decisiones son las que salven más vidas. Sin embargo, lamentablemente muchos políticos piensan más en ellos, piensan más en su partido y en la próxima elección, piensan más en los votos que en el bienestar de la población, y cuando esto ocurre, se alejan del interés de la gente.

Situaciones como esta generan una sensación, en la mayoría de las personas, que la clase política está mas interesada en la lucha por el poder que en resolver los problemas, es aquí cuando existe un rechazo generalizado a la politización de los problemas públicos. Pero no toda politización de los problemas públicos es nociva, politizar también es visibilizar discutir, deliberar, contrastar y evaluar las acciones que implementan unos y otros, y politizar también es que la gente pueda observar, evaluar y tomar una postura critica sobre el desempeño de sus gobernantes ante una crisis como la que estamos viviendo.

Sin embargo, se ha entendido que politizar es pensar en votos, es estar en campaña y por supuesto que este momento de crisis, no es un tiempo para estar en campaña electoral, ni para trabajar en función de los votos, no es tiempo de grillas y golpeteos políticos y ni para que se metan el pie. Los políticos que estén bajo esta lógica se llevarán una sorpresa en la siguiente elección, quienes estén trabajando en este momento en función de votos y no de vidas, sufrirá un descalabro electoral. Quién no tenga claro cuáles son las preocupaciones de la gente y actúe con sensibilidad en función de ellas, obtendrá un rechazo generalizado por parte de la población.

La gente no quiere ver que los gobernantes se pelean por el poder, la gente quiere ver que se pelean por ellos, que se pelean por resolver los problemas. Y en esto hay politización, pero esta politización no es mala, todas aquellas discusiones y contrastes que generan los partidos y los gobernantes a través de posturas sobre un tema y que tengan como propósito diseñar o modificar los programas o las políticas públicas podrían tener un beneficio para la sociedad. En definitiva, este momento es el momento de actuar de manera responsable, es momento de soluciones.