Pedro Kumamoto fue el primer diputado local independiente en la historia de Jalisco.

A seis años de aquél logro, ahora con un Partido Político llamado Futuro entre sus triunfos, el cual ya participó en sus primeros comicios como tal obteniendo una alcaldía en Tamazula, una diputación local plurinominal, y varias regidurías por todo el estado, llegó la hora de la autocrítica, para el movimiento del que el joven Kumamoto ha sido la cara más visible, y por lo tanto, la más desgastada.

Con un registro conservado casi a cuenta gotas, tras los resultados del 6 de junio toca apretar las tuercas y por qué no, hasta dar un giro de timón, en lo que debe ser la definición del futuro de Futuro.

Y es que lo que un día fue el sueño de docenas de jóvenes universitarios, motivados a cambiar la forma en que se ejercía la política en México, ocho años después terminó por convertirse en uno de los partidos políticos que más dieron de qué hablar durante el proceso electoral de este 2021 en Jalisco.

Nacido como Wikipolítica, el movimiento social que tenía como principal figura a los jóvenes y a Pedro Kumamoto, atrajeron la atención no solo local, sino nacional e internacional al obtener la primera diputación independiente en la historia del Congreso de Jalisco, al convertirse en el claro ejemplo de que la participación ciudadana puede lograr impactar en la cerrada agenda política de los Gobiernos y el legislativo local.

Y pese a que también los del Arbolito se convirtieron en uno de los partidos con más seguimiento mediático, tras los resultados de los pasados comicios, no todo se trata de proyección externa mediante medios de comunicación, sino de trabajo al interior del instituto político.

Si bien Pedro Kumamoto se ha comprometido a que desde el Congreso y en las alcaldías, Futuro será una oposición que construya cambios, no que venda sus votos a cambio de participar en grandes negocios. Su prioridad siempre será el futuro de la ciudad y honrar la confianza de las personas que les dieron su apoyo en estos años.

“Construimos desde abajo y diferente, porque aunque tardemos más, nunca estaremos dispuestos a convertirnos en lo mismo que ellos”, ha escrito el político.

También habrá que enfocarse en lo que se “ganó sin haber ganado”.

La misma Dolores Pérez Lazcarro, ex candidata a la presidencia municipal de Guadalajara ha comentado para los medios estatales que aprendió que las campañas no se ganan solamente con la mayoría de votos, sino que se puede ganar una campaña aunque no se gane la elección, porque eso refleja en un triunfo político mayor uno de corte social.

Pérez Lazcarro es consciente de ese triunfo lateral.

“Me gusta que hayan surgido liderazgos interesantes y que la gente se de cuenta de que Futuro no es el partido de Pedro Kumamoto. Futuro tiene futuro porque ya gira no alrededor de una sola figura emblemática, que dio lo que tenía que dar en ese sentido y que hoy toca construir desde la visión de un partido y no de un club de amigos”, dijo a un medio estatal.

Si con una campaña de unos cuantos miles de pesos, Dolores Pérez Lazcarro consiguió en Guadalajara poco más de 18 mil votos, contra los millones en presupuesto que tenían figuras como Pablo Lemus o Carlos Lomelí, tres años de buena planificación podrían convertir a Futuro, en el Futuro de la zona metropolitana de Guadalajara o de Jalisco.

Sin duda, la presencia de Susana De la Rosa en el Congreso de Jalisco, apunta a que llevará un “Futuro” prometedor a la labor legislativa.

Pero, hoy, bajo las riendas de Susana de la Rosa, y el ojo visor de Susana de Ochoa, el partido de corte socialdemócrata, tiene una nueva oportunidad. Debe permitirse la autocrítica y ser más plural con las voces que lo conforman e integrar y dejar brillar a las figuras que sorprendieron en este proceso electoral, el ejemplo más claro, Dolores Pérez Lazcarro y la de docenas de jóvenes que tienen una visión fresca y diferente para aportar a la política jalisciense.

En pocas palabras, para ir hacia adelante, a Futuro le toca sacudirse de la evidente dependencia a Kumamoto.