• Columna de opinión.
  • Escrita por: Karla Torres.

Aunque los programas sociales pueden ser una herramienta importante para reducir la pobreza y la desigualdad, también tienen aspectos negativos que pueden generar efectos indeseados. Los programas sociales están diseñados para proporcionar asistencia a los sectores más vulnerables de la sociedad, como personas en situación de calle, niños, personas con discapacidad y de la tercera edad, entre otros. Sin embargo, en muchos casos, los programas sociales pueden no tener el impacto esperado o incluso pueden empeorar ciertas condiciones.

Continuamos siendo ese pez en el anzuelo, los pescadores continuarán celebrando que mientras más peces tengan en su red, mucho mejor para el control poblacional. Arrojaron una pieza de pan que fue dividida entre cien personas, pero eso que importa, sí yo ya recibí el dinero prometido y de qué se lo queden ellos a que se lo quede el gobierno, pues mejor yo. Y ojo, como mexicano, es tu derecho recibir un programa social al cual cumplas las condiciones y requisitos para recibirlo y nadie, independientemente de por quién hayas votado, te puede quitar ese derecho.

Aquí el problema es que las personas no quieren creer en esa manipulación política, que continúan estáticas porque unos cuantos pesos, que no solucionan el problema económico de las familias, tan siquiera ayuda para poder comprar algo de comer, porque el dinero no está ajustando, porque los alimentos cada vez van más al alza, porque de eso a nada, es mejor tener eso a una nada. Y aquí llega el verdadero engaño de esto, sí, la ayuda es para un beneficio común, qué a final de cuentas todo ese dinero regresa a manos del gobierno gracias a que impulsas la economía y no has dejado de pagar impuestos, pero reflexionando más a profundidad, ¿la población se habrá dado cuenta de todo lo que hicieron en el senado? ¿Cuántos de ellos de verdad conocen la gravedad de lo que sucede en el poder judicial? ¿Cuántos la conocen y prefieren mejor quedarse callados? Porque mientras no me quiten esos cuantos pesos, pues por uno mejor ¿No? Que se peleen los de arriba, a uno que lo dejen cobrar.

Uno de los argumentos más frecuentes contra los programas sociales es que pueden generar dependencia en lugar de fomentar la autonomía de las personas. Al depender de ayudas directas, como subsidios o transferencias, los beneficiarios pueden dejar de buscar alternativas para mejorar su situación a largo plazo. Esto puede crear un círculo vicioso de pobreza en el que las personas no desarrollan las habilidades o capacidades necesarias para salir de la pobreza por sí mismas.

Un programa que otorga subsidios económicos mensuales a familias de bajos recursos sin acompañarlo de capacitación o programas que fomenten la educación y la integración al mercado laboral, puede hacer que los beneficiarios sigan dependiendo del subsidio sin mejorar sus condiciones de vida de forma sostenible.

Son criticados por ser ineficientes o por estar plagados de burocracia. Esto significa que, en lugar de llegar directamente a quienes más lo necesitan, los recursos se diluyen en trámites administrativos, y muchas veces los fondos no son distribuidos de manera equitativa o eficaz.

Recibir una ayuda económica del gobierno no debería implicar que tengas que renunciar a tu libertad de expresión o a tu derecho a opinar sobre cómo se manejan los recursos públicos o las políticas del gobierno. Los derechos civiles y políticos son fundamentales en una sociedad democrática, y tu voz y tus ideas sobre el bienestar social, la justicia o cualquier otro tema, son igualmente importantes independientemente de si recibes apoyo federal o no. En muchas democracias, los programas sociales están destinados a ayudar a las personas sin que esto afecte su derecho a participar activamente en la vida política.

Cuando las personas reciben una ayuda económica, puede surgir la sensación de que “todo está bien” y que no hay necesidad de hacer ruido o cuestionar el sistema. Sin embargo, si todos se quedaran callados o dejaran de exigir mejoras, es posible que las políticas no evolucionen o que no se mejoren las condiciones para las personas más vulnerables. Los movimientos sociales, las protestas y las demandas de la ciudadanía son fundamentales para presionar al gobierno para que implemente mejores políticas públicas. Los gobiernos responden a la participación activa de la sociedad, y este tipo de participación puede ser crucial para conseguir cambios.

Y quiero dar cierre con un párrafo que dará continuidad a mi siguiente nota, y es acerca de que los ciudadanos logren quitarse la venda de los ojos y que puedan ver con claridad la realidad de un mal gobierno, para esto se requiere un proceso de conciencia social y de educación cívica profunda. A menudo, las sociedades enfrentan la manipulación o la falta de acceso a la información veraz, lo que dificulta que la ciudadanía pueda percibir de manera clara las “malas” decisiones, las injusticias o la corrupción dentro del gobierno. Recuerda que “La mañanera” es el claro ejemplo de que el gobierno ahí jamás te venderá malo.