Arturo Zaldívar en el PAIS La corte está dominada por un grupo aliado a las causas conservadoras

A través de una entrevista con EL PAIS, Arturo Zaldívar (Querétaro, 64 años) se jacta de tener la piel dura, de ser resistente a las críticas y descalificaciones. Sus opositores lo acusaban de pragmático y varias veces le reprocharon su cercanía con el Gobierno del presidente AMLO.

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Sin embargo, las dudas fueron dejadas a un lado hace dos meses, una vez el juez renunció a la Suprema Corte de Justicia, luego de una carrera de 14 años y una presidencia de cuatro, para conformar el equipo de asesores de Claudia Sheinbaum, la aspirante presidencial de Morena.

La decisión, como era de esperarse, abrió polémicas y le valió fuertes señalamientos, principalmente desde  la academia y la judicatura. Zaldívar expresa que se trata de un grupo de élite minoritario, a comparación de ese grupo de ciudadanos y ciudadanas que en la calle le dan varias muestas de afecto.

Zaldívar afirma que la neutralidad del juez no existe y que todos los ministros interpretan la Constitución partiendo desde una ideología. Él, por ejemplo, establece su propia militancia en el proyecto político de Andrés Manuel López Obrador y que ahora Sheinbaum, le dará continuidad en las elecciones 2024 donde, afirma, los pobres se colocan en el centro de la impartición de justicia. Así lo destaca en EL PAIS.

Sin ataduras, Zaldívar expresa públicamente y con absoluta honestidad su opinión sobre sus excompañeros del Supremo y de la actual presidenta, Norma Piña.

P. ¿Los actuales integrantes de la Suprema Corte son realmente independientes?

R. Pues habría que ver sus votos. A mí me llama mucho la atención que se critica: “Es que había tres ministros que siempre votaban a favor del Gobierno”. Pero nadie dice que hay siete ministros que todo lo votan en contra del Gobierno, todo. ¿Ahí no hay una falta de independencia? ¿A ellos no se les puede cuestionar que siempre voten a favor de los intereses de la oposición, de la oligarquía, de los poderes fácticos, de los poderes empresariales? ¿O nada más la independencia es en relación con el presidente? No, la independencia es en relación con los poderes institucionalizados, pero también con los poderes fácticos, con los partidos políticos, con los poderes mediáticos. Y esta reflexión nunca se hace.

P. La respuesta de la opinión pública a su decisión de unirse al proyecto de Sheinbaum fue muy dura. ¿Valió la pena pagar este costo?

R. La respuesta de cierta parte de la opinión pública fue muy dura. De la derecha, de la oposición, de los columnistas tradicionales. Habrá que preguntarle a la gente si tiene la misma opinión que tienen los comentócratas, los columnistas, los tuiteros. Es una parte de la opinión pública, que por cierto es minoritaria. Ese grupo que se opone al cambio, que quiere que volvamos al pasado, es minoritario y así quedará demostrado, espero. Segundo, a mí nunca me ha afectado ni me ha importado el costo político y mediático que pago por las decisiones que tomo. Realmente ha habido decisiones mucho más fuertes, como fue establecer la responsabilidad de altos funcionarios del Gobierno de Felipe Calderón en el caso de la guardería ABC, o como fue proponer la libertad de Florence Cassez. Esos sí fueron temas donde hubo costos personales muy fuertes en un Gobierno que decía que respetaba el Estado de Derecho y nunca lo respetó.

El supuesto costo político de la decisión que tomé, lo que cierto sector de la opinión pública opine, no me preocupa. Sabía que eso iba a suceder, pero uno no puede estar actuando con base en esos cálculos. Yo creo que hice lo correcto. Creo que puedo servir mejor a México donde estoy hoy que donde estaba. Y creo que es más importante en este momento impulsar el segundo piso de la transformación y apoyar en lo que yo pueda para que Sheinbaum sea presidenta, que un año más en la Corte, con una Corte que está claramente dominada por un grupo que ideológicamente no es compatible con mi visión constitucional.

P. ¿Diría que es un grupo conservador?

R. Pues es un grupo opositor al Gobierno y obviamente aliado a las causas conservadoras. Si por conservador entendemos el prianismo, la derecha, la oligarquía que gobernó México durante tantos años, pues es claro que la mayoría ahorita en la Corte está más alineada a esa visión de país.

P. ¿Cuál es el estado actual de la justicia?

R. En México sigue siendo una justicia elitista; que privilegia a quienes más tienen frente a los que no tienen; que en materia penal tiene nuestras prisiones llenas de inocentes sin sentencia; que en materia familiar hay una violencia vicaria en contra de las mujeres muy severa, y que no hemos logrado un pleno acceso a la justicia. Es una agenda pendiente que tenemos que cambiar. Requerimos una reforma integral de la justicia federal y local, de las fiscalías, de los métodos alternativos de resolución de controversias, de la justicia familiar, de la justicia cívica, de la justicia penitenciaria.