Crónica de un genocidio anunciado
  • Francisco Daniel Abundis Mejía.
  • Catedrático del Tec de Monterrey.

El presente texto recupera en su título una de las piezas mejor logradas del literato por excelencia en la cultura colombiana. Sin embargo, el tema a describir resulta en ciernes mucho más macabro que una pieza tan exquisita como la trabajada con maestría por el señor García Márquez.

Lo que acontece en Gaza en función de lo ocurrido el siete de octubre del año en curso refleja con osada claridad que la humanidad ha fallado como especie. La lógica no es lógica, y estamos ante las fauces de un proceso de limpieza étnica, que a la postre puede ser un genocidio del cual nos estaremos lamentando; como ahora hacemos con el holocausto, Camboya o Ruanda.

Las presentes líneas tienen por objeto plantear la narrativa de entender lo que acontece no haciendo una apología del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás); pero, tampoco invisibilizar los setenta y cinco años de ocupación que se ha gestado en la Palestina histórica desde la resolución 181 de las Naciones Unidas.

¿Cómo comenzar?

La realidad es que tenemos que priorizar las vidas de civiles de ambos bandos que se están perdiendo por cuestiones de índole territorial y político. La propaganda occidental ha deshumanizado al palestino, lo ha convertido en objeto de escrutinio, tildándolo de terrorista, y al israelí de víctima: lo anterior, sustentado en un pasado atroz, y en donde los totalitarismos europeos jugaron un papel criminal y fundamental. Es entonces, lo que Norman Finkelstein ha denominado como “La industria del Holocausto” lo que ha generado dicha polarización al menos en los medios tradicionales de comunicación.

Dicho lo anterior, no se puede hacer como ya se mencionó una apología hacia Hamás, sería caer en paradojas y se perdería toda objetividad. Sin embargo, lo acontecido la primera semana de octubre al no encontrar una justificación apegada al entendimiento racional, sí que puede apelar a una explicación con base a procesos de despojo, colonización y violencias institucionalizadas hacia una población en específico.

Es muy delgada la línea que divide al terrorismo de la resistencia. No obstante a lo anterior, la prensa, sobre todo, la occidental ha puesto en el análisis a Hamás como un ente burdo irracional y terrorista. Cuando en realidad, el análisis y los posicionamientos tendrían que ir mucho más direccionados hacia la complejidad de dicha agrupación social; reitero, no hay apología, pero si un entendimiento crítico, de un movimiento que ha tenido distintas etapas desde su propio surgimiento en 1987, Su conversión en un actor político, su praxis, pero también, el reconocimiento de las fronteras anteriores a 1967 como elemento de negociación con Israel.

La carta fundacional de Hamás ciertamente apeló a la destrucción de Israel, y concibió la violencia como método para la liberación de toda la Palestina Histórica. Eso sin duda, y en términos de los Organismos Internacionales es a todas luces terrorismo. No Obstante, quedarse solamente con esa lectura, es caer en simplismos, y reduccionismos, la evolución de dicho agente ha sido constante, hasta convertirse en un actor político que hacia 2006 ganó elecciones y se convirtió en el representante de la población gazatí; comenzando así el bloqueo que por aire, tierra, y mar ha mantenido aislado al enclave mediterráneo.

¿Es culpa de Hamás la situación?

No podemos apelar al simplismo del blanco o negro. Hay toda una escala de grises, en los cuales podemos encontrar fallos estructurales en dicho movimiento que se concibe como de liberación pero que ha incurrido en vicios, corrupción y malas prácticas; por tanto, es de cabal importancia señalar que nunca ha representado los intereses de toda la población palestina, como se ha tratado de proyectar desde los orientalismos más simplistas y burdos.

En tal tenor, Hamás no es Palestina, Hamás tampoco representa todas las voces de la población en la Franja de Gaza. De igual manera el militarismo más apegado a la lógica sionista, la brutalidad, y las masacres tampoco representan a toda la población israelí. Sin duda, al interior del Estado de Israel es posible encontrar un amplio abanico de narrativas y posibilidades en los distintos efectos políticos y religiosos. Aquí la mejor manera de entenderlo es que no todos los ciudadanos de Israel participan de la lógica del sionismo (proyecto de un Estado judío en Palestina).

Dicho lo anterior, es claro atender solamente a una perspectiva. Lo que está pasando actualmente al interior de Israel/Palestina, es un choque de barbaries, una sin razón en la que, si nos preciamos del raciocino que caracteriza a la especie humana, debemos ser participes de un arreglo colegiado.

¿Pero por dónde pasa un arreglo?

Pasa estrictamente por la dignidad y la soberanía de un pueblo que tiene derecho a su libre autodeterminación; lo anterior, acorde a las perspectivas planteadas por la Organización de las Naciones Unidas.

El tema en cuestión no es nuevo, no pasa por el 7 de octubre y las atrocidades perpetradas en contra de civiles inocentes y que, sin duda, tendrían que pasar por una corte como crímenes de lesa humanidad. La realidad es que mientras no existan más derechos y el reconocimiento el otro, seguiremos presenciando estos espirales de violencias, hasta que sin duda nos lamentemos y sea demasiado tarde.

La situación entonces no comenzó esa mañana cuando los militantes de las brigadas Al-Qassam irrumpieron al interior de las ciudades aledañas a Gaza. El “Problema comenzó” cuando dada la complicidad de Europa Y Naciones Unidas se partió un territorio de manera abrupta, sin estructura alguna, y bajo dinámicas de cohesión y poder económico, político, y militar.

¿Podemos entonces justificar a Hamás?

Nunca, en las maneras, pero, como ya se mencionó, es posible entender los ¿Por qué? De dicha operación. Hamás sabía que esta operación e incursión tendría las consecuencias brutales que se están viviendo, pero también lo pensó en términos de racionalidad política. Hamás requiere como actor político de supervivencia. Y Al igual que Netayahu (en crisis política) encontraron en la coyuntura un vergel para su renacer político; todo a costa de la vida de inocentes tanto israelíes como palestinos.

Más allá de una narrativa dicotómica en términos de culpabilidad, es de cabal importancia señalar la brutalidad, por no llamarla de otra manera. Las formas en como la denominada única democracia de la región ha actuado en un territorio endeble, bloqueado desde 2006, con más de dos millones de habitantes, y siendo uno de los espacios más densamente poblados del planeta tierra.

¿Es posible una operación quirúrgica?

La respuesta es obvia y pasa por una perspectiva de impacto mediático. Así como plomo fundido y margen protector (incursiones de Israel en Gaza), lo que estamos presenciando carece de cualquier sentido, en términos humanitarios. Organizaciones no Gubernamentales como Human Rights Watch señalaron ya la utilización de fosforo blanco. El ejercito que más dinero recibe en la región de Medio Oriente por parte de Estados Unidos, ha arrojado bombas en hospitales, campos de refugiados, escuelas, oficinas de prensa y de la Organización de las Naciones Unidas.

Hoy en día más de treinta periodistas en servicio han perdido la vida. Según cifras del Ministerio de Salud Palestino han muerto nueve mil palestinos de los cuales al menos 3500 eran infantes. Por otro lado, al menos 1500 israelíes han pérdido la vida según diarios como The Jersualem Post o Haaretz. La consigna es clara, no hay tregua.

Netanyahu busca mantenerse en una posición de privilegio al interior del sistema político israelí, Hamás por su parte de igual manera sigue apostando a la supervivencia de sus feudos políticos; ambos a costa de la población civil.

Por otro lado, el mundo se encuentra presenciando un genocidio en tiempo real, y permanece inmutado. No hay una sola manera de entender por qué existe esa tibia mudez por parte de la comunidad internacional. Aunque, en realidad hay una línea clara para poder dilucidar la injerencia económica, militar y empresarial de ciertos sectores del sionismo tanto en Estados Unidos como en Europa.

Israel, necesario para EUA

El propio Biden lo dijo: “Si no se hubiera creado Israel, Estados Unidos lo hubiera inventado”. No, no es teoría de la conspiración, el lobby sionista puede en la lógica del Capitolio ser determinante en procesos electorales y de vital importancia en términos económicos para la nación.

En tanto, un elemento que, sin duda, es fundamental poner en escrutinio, es la falta de acción por parte de los países árabes y no árabes de la región y que más allá del discurso, han permanecido sin una respuesta contundente ante la lógica genocida de Tel-Aviv.

Ni Riad con su Petróleo, ni la Republica islámica de Irán con toda su geopolítica y gas natural, han logrado generar coerción para poner fin no a la ocupación, pero tampoco a la coyuntura actual. La inercia nos dice como los países árabes esta tendiendo más a la normalización de relaciones con Israel, que hacía una lógica de la resolución que opte por un Estado palestino libre y soberano.

De nueva cuenta las dinámicas del capital y la necropolítica son las que dictan sentencia en medio de una sociedad que se ha convertido solamente en espectadora de un escenario que incluso en sus mejores puestas en abismo conlleva que el género humano ha involucionado.

John Collins nos habla en su texto “Global Palestine” de la manera en ¿Cómo la cuestión palestina se ha ido posicionado a lo largo y ancho del orbe como una causa que genera movilidad?

Poco a poco, se ha ido posicionado en distintas agendas. Sin duda, las redes sociales han permeado en que hoy se conozca más sobre las violencias y la ocupación, pero, también en que se haya establecido todo un universo desinformación y posicionamientos falaces en torno a ambas narrativas.

Desde la primera gran mentira en torno, a los infantes asesinados por Hamás, hasta la lógica de un Holocausto nuclear en ciernes, producto de un falso Netanyahu creado con las dinámicas de la inteligencia artificial. Somos esclavos de los datos, como bien lo menciona Byung Chul Han, pero también, estamos en la mejor posición para poder ser agentes de un cambio importante ante una cuestión que representa la peor deuda que tenga la humanidad.

No esperemos impávidos ante el genocidio, no lloremos después, actuemos, informémonos, protestemos, boicoteemos, y, sobre todo, como bien lo dijo el periodista italiano Vittorio Arrigoni, pacifista italiano, y que fuera asesinado en Gaza por grupos islamistas “sigamos siendo humanos”.

El genocidio se encuentra ante nuestros ojos

Tal cual. Y con la complicad del capital y de las grandes potencias. Las dinámicas en Palestina ya no pasan solamente por la búsqueda de una estatalidad clara y definida; Ahora, pasan por los derechos y por una vida cotidiana digna, alejada de las violencias estructurales que comenzaron hace setenta y cinco años como producto de la “Nakba”, voz árabe que nos habla del trauma y catástrofe que representó la invención de Israel para el pueblo palestino.

Entonces, no esperemos a que sea demasiado tarde, procuremos informarnos de manera adecuada, compartamos información fidedigna, seamos críticos y críticas de las políticas de un Estado que em complicidad con Estados Unidos, ha ejercido el privilegio de ser sordo ante las exigencias de las sórdidas prácticas del mundo.

Para que se frene el genocidio y para que los israelíes al interior del proyecto de Estado judío también puedan vivir en paz, es imperativo que se establezca una ruta digna que reconozca la autodeterminación Palestina, y que ponga un freno a las violencias de los entramados políticos de ambos bandos.

No, Palestina no es Hamás; como tampoco la población israelí es Netanyahu, ni todos los palestinos son fundamentalistas, como tampoco todos los israelíes son sionistas y apoyan el intervencionismo en Gaza. No caigamos en la lógica de silenciar el discurso por la denominada industria de holocausto, ser anti-sionistas, bajo ningún espectro ideológico nos hacer caer en dinámicas de índole antisemita; mismas que bajo ninguna consideración tendrían cabida en una lógica de raciocinio y de lo que aquí se ha planteado.

  • No esperemos al genocidio.
  • No seamos cómplices del genocidio.
  • No esperemos el exterminio de un pueblo.
  • Sigamos siendo humanos…