- Columna de opinión.
- Autor: Oscar Miguel Rivera Hernández.
El estilo inconfundible del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, se manifiesta en cada uno de sus pasos, revelando una determinación inquebrantable para alcanzar sus objetivos. Este rasgo se hizo evidente en su enfrentamiento con Germán Larrea, conocido como el “Rey del cobre”, con quien llevó a cabo un acuerdo que resultó beneficioso para el gobierno, pero amargo para Grupo México.
No obstante, es importante destacar que Germán Larrea no es una víctima en esta historia, lo cual indica que la radicalización del presidente López Obrador podría intensificarse si alguien se opone a sus proyectos.
Sorprendentemente, a López Obrador le bastaron tan solo 12 días para que el segundo hombre más rico de México le entregara la concesión de 127 kilómetros de vía férrea para el corredor transístmico. Mientras que el gobierno había estado negociando este acuerdo durante varios meses, al presidente le bastaron dos semanas para lograrlo.
En un primer paso estratégico, López Obrador envió a la marina, lo cual obligó al llamado Rey del cobre a sentarse a negociar. Además, logró que Larrea se desistiera de una demanda y estableció que Grupo México deberá pagar, entre cuatro y ocho pesos, derechos de paso por cada vagón que transite por esa vía.
Todo esto se consiguió sin que el gobierno tuviera que desembolsar ni un solo peso, a pesar de que Grupo México inicialmente había solicitado la exorbitante suma de 9 mil 500 millones de pesos para liberar esos 127 kilómetros de vía.
Cabe resaltar que el valor de esta vía férrea se estima en 836 millones de pesos, pero en lugar de pagar esa cantidad a Grupo México, el gobierno decidió extender la concesión de otro tramo que abarca desde el Istmo hasta Veracruz, por ocho años adicionales. Este fue el único beneficio otorgado a Grupo México en el marco de esta negociación.
Es fundamental comprender que, para el presidente de la República, no existe la subordinación del gobierno al poder económico privado. Cuando se trata de sus proyectos, López Obrador está dispuesto a hacer lo que sea necesario para cumplirlos, y esto se ve acentuado por el hecho de que le queda poco tiempo para lograrlos.
En resumen, con esta acción vemos la notable determinación del presidente López Obrador en cada uno de sus pasos, destacando su habilidad para enfrentarse a figuras influyentes, como Germán Larrea y lograr acuerdos que favorezcan al gobierno. Sin embargo, también se plantea la posibilidad de que su radicalización aumente si se le oponen en la consecución de sus proyectos.