Entre la pobreza de ideas y el abuso de videos con música, baile y garnachas en tianguis y mercados de la campaña electoral 2021, hubo algunas honrosas excepciones. Y una de las voces que llamó la atención en cuanto a propuestas, discurso de profundidad y congruencia, es la de Dolores Pérez Lazcarro, candidata de Futuro a la Presidencia Municipal de Guadalajara.

Una de las mejores noticias del proceso electoral, es que Dolores Pérez Lazcarro, podría estar en el cabildo tapatío como regidora. Aún no es seguro, porque los números están muy ajustados. Los números están muy ajustados. De acuerdo al PREP -que cerró con el 83 % de las actas capturadas-, Dolores Pérez Lazcarro habría obtenido poco más de 15 mil votos, superando apenas el 3% de la votación. Ella necesita el 3.5 % y la esperanza es que cuando se realicen los cómputos este miércoles, pueda alcanzar a subir

A pesar de la originalidad y agudeza de su propuesta, la campaña de Dolores Pérez Lazcarro fue injustamente ignorada por varios medios de comunicación e incluso relegada por su propio partido político: Futuro, que -según varias fuentes- no le otorgaron los recursos suficientes para hacer campaña.

Las propuestas de Dolores eran distintas, no cayeron en la laguna de los lugares comunes en la que otros aspirantes suelen nadar inercialmente. Por ejemplo, en materia de Seguridad -con un enfoque en la cultura de la paz-, Economía Solidaria, Cuidados y gestión y aprovechamiento del agua. No faltó quien las ha calificado de utopías, pero sin duda, son distintas.

Por ejemplo, en cuanto a seguridad, a mi sí me hace mucho sentido que si los gobiernos federal y estatal son en esencia los encargados de la investigación y las estrategias contra delitos de alto impacto, sea el gobierno municipal el que hile fino en la reconstrucción del tejido social. En ese sentido Pérez Lazcarro presento una propuesta cimentada en la reconciliación, en el entendimiento del otro.

Además, como partido nuevo Futuro tuvo escasos recursos, producto de la inequidad de las leyes electorales. A esto se suma que la relación con su partido quizá no fue la mejor, y la distribución de los dineros se concentró más en Zapopan y poco les llegó al resto de candidaturas.

Kumamoto pudo haber hecho más actividades conjuntas con Guadalajara. Así como en su momento Enrique Alfaro lo hacía con Pablo Lemus y el mismo Lemus lo hizo con Frangie. Pero cuando comenzó a hacerlo ya era tarde. Otro punto es que el error de reunirse con integrantes del Frente Nacional Anti López Obrador le salpicó a otras candidaturas de Futuro.

Sin suficientes recursos económicos y sin la cobertura de los medios de comunicación, el equipo de Pérez Lazcarro trabajó contra la adversidad. Afortunadamente sin hacer pactos inconfesables con ciertos grupos de interés. Su planilla tenía perfiles de mujeres y hombres con preparación y sensibilidad.

Podemos describir esta campaña, como una especie de apostolado. Un apostolado que merecía mayor repercusión, no sólo en su partido y con la opinión pública, sino en las urnas el pasado 6 de junio.

La buena noticia es que, todo indica, que Guadalajara ganará un gran regidora. Una voz que llevará la lucidez al cabildo y que no decepcionará a los 15 mil tapatíos que votaron por ella y por ese gran equipo de mujeres y hombres que la acompañaron en este proceso electoral, con el corazón en la mano y la dignidad intacta.