La Secretaría de Educación Pública anunció que el próximo 24 de agosto marcará el inicio de un nuevo ciclo escolar.
Sin embargo, será un ciclo atípico. Comienza sin escuelas, sin aulas. Es decir, los maestros solitarios desde casa enseñando con el apoyo ahora de la televisión; los alumnos, en medio de una pandemia que muchos de ellos no entienden, tratando de aprender a distancia, sin la convivencia con sus compañeros y sus maestros, y las aulas solitarias, catalogadas como focos de contagio y con espacios que no se podrán utilizar hasta que el semáforo esté en verde por el número de contagios por Covid-19 a nivel nacional.
Es un ciclo donde muchos alumnos, los de primer ingreso en los distintos niveles educativos no conocen a sus maestros, ni a sus compañeros. El comienzo de este ciclo escolar, nos lleva a varias reflexiones.
Primero, no es lo mismo la educación básica que la educación superior. Si bien en la educación superior se tienen mayores herramientas tecnológicas y los alumnos pueden adaptarse de mejor manera a la nueva normalidad educativa, hay carreras como las relacionadas a la medicina, que difícilmente pueden desarrollarse online. Aunque, lo cierto es que los adultos pueden adaptarse mejor a una nueva realidad en la educación a diferencia de los niños y adolescentes.
Para quienes estudian en preescolar y primaria será prácticamente imposible regresar a clases con la pandemia en desarrollo. Nada más complejo que los niños guarden sana distancia, utilicen correctamente un cubrebocas durante varias horas y no se relacionen de forma tan cercana con sus maestros. Por ello la decisión que tomó la SEP de que no regresen a las aulas.
Ante este panorama, será muy interesante ver el proceso de educación a través de los canales multiplexados de televisoras comerciales y públicas para enseñar a través de este medio masivo de comunicación.
La producción de contenidos por parte de la SEP y el gobierno federal deberá ser de alta calidad, con esquemas donde los alumnos puedan tener información que realmente los prepare y les de herramientas que valgan el hecho de no poder regresar a clases presenciales.
Yo soy un firme convencido de que la educación como la conocíamos antes de la pandemia tiene deficiencias estructurales muy importantes. Muchos de los contenidos y los formadores de la educación, repiten modelos y esquemas tan viejos que solamente predisponen a los alumnos a tener mentalidades generalizadas de trabajar para sobrevivir.
La educación, y ahora con las herramientas digitales y todo el contenido maravilloso que hay en libros y plataformas disponibles para los estudiantes, debe convertirse en un arma para generar mujeres y hombres críticos, emprendedores, con distintas habilidades, multifasceticos, motivados, seguros, con un amplio criterio, capaces de utilizar todo su potencial e inteligencia para los retos no solamente de un empleo, sino los retos que la vida pone enfrente, retos tan grandes como una Pandemia.
Las herramientas digitales y la educación a distancia, puede ser el comienzo de una nueva generación de alumnos que –si aprovechan todas las ventajas de estos nuevos esquemas- lograrán aprender incluso mucho más que estando en un aula. En conclusión, los maestros y las autoridades deben enfocar sus esfuerzos a preparar a los alumnos para los retos verdaderos de la vida y de las crisis, que solamente enseñarles asignaturas como español y matemáticas.