Hace días repasaba algunas demandas y expectativas que planteé como ciudadana cuando la actual legislatura del Congreso de Jalisco tomaba protesta, considerando que dichas demandas, en caso de hacerse realidad, podrían implicar señales importantes de un cambio, de voluntad y compromiso por parte de las y los diputados por “representar” y acercarse a la ciudadanía jalisciense.

Entre estas demandas estaban; la importancia de que se promoviera un parlamento abierto en donde pudiéramos participar de las discusiones, propuestas y procesos de deliberación; otra tenía que ver con fortalecer la transparencia y el acceso a conocer los espacios de toma de decisiones del Congreso, las declaraciones 3 de 3, razonamientos de votos, etc. Una tercera demanda tenía que ver con abrir a la participación ciudadana los procesos de designaciones públicas, para eliminar el añejo vicio de reparto de cuotas entre partidos y poderes fácticos, que tanto daño hacen y continúan haciendo a nuestras instituciones.

Sin pasar a las demandas restantes, a más de la mitad del periodo de la legislatura, estamos viendo que el compromiso de las y los diputados por impulsar realmente estos temas y por aumentar la confianza de quienes les votamos, ha sido muy limitado, y en estos momentos podemos decir que prácticamente nulo.

En el reciente proceso de nombramiento de consejeros la Judicatura, hemos visto como sin importar la mayoría y/o configuración partidista en el Congreso, se sigue actuando de manera deliberada para alejar a la ciudadanía de la toma de decisiones, se sigue invitando a OSC y universidades a participar en procesos y después se les ignora para continuar con su reparto de cuotas y cuates, a repartir botín político como si lo “publico” les perteneciera.

Parece que nos están dejando claro que las demandas ciudadanas no son parte de su “agenda política” y que por más de que esperemos poco de ellos, siempre logran decepcionarnos.

A pesar de esta terrible sensación de desesperanza, lo que para ellos sería mejor es que los dejemos de observar, de evidenciar y señalar. Y no merecemos eso, merecemos “representantes” receptivos con nuestras necesidades, y haciendo esfuerzos por atenderlas.

Ante esta situación, la participación ciudadana debe activarse aún más. Necesitamos seguir buscando que los procesos de toma de decisiones y de designaciones públicas sean mejores, ahí tenemos que seguir para buscar que los mejores perfiles lleguen a los puestos públicos, e ir cerrando esos espacios que tejen redes de corrupción y pago de favores.

Esta legislatura aun tiene varios nombramientos por concretar y no podemos dejar que sigan desestimando nuestra voz decidiendo en las madrugadas para que los menos estemos atentos a lo que hacen.

Si hasta ahora no nos representan, no dejemos de vigilar, de señalar y de mencionar que esta legislatura ha sido decepcionante. Exijamos que su actuar atienda las demandas de las y los ciudadanos y fortalezcamos el valor de los ciudadanos en la democracia jalisciense.