Pobres de los jaliscienses que ante la ineficiencia de las autoridades y el hartazgo por la situación que vivimos en materia de inseguridad, nuestro héroe tiene que ser un perrito.
Una mascota que defendiendo su hogar, evitó un robo, lo cual provocó en redes sociales muchas reacciones a favor o en contra de la mascota, la cual por cierto, se salvó de ser sacrificada, ya que solamente cumplió con su instinto.
Acusan a “Pirata” de quitarle la vida a ladrón que intentaba ingresar a su casa
Ante el apasionado debate que se ha suscitado en redes por el tema del pitbull “Pirata”, comparto mis reflexiones:
1- El animal no tiene culpa de nada. No piensa. Solo sigue un instinto y la persona invadió el espacio íntimo. El hogar. Decir que es un héroe, suena lógico porque obedeció a un instinto de lealtad propio de su especie. Decir que es un asesino, me parece excesivo, porque un animal no entiende el concepto de “maldad”. Decir que un animal no tiene libre albedrío, tampoco es preciso de acuerdo a algunos estudios de neurobiología que revelan que los animales tienen abanicos de opciones para actuar y también eligen. “Pirata” optó por defender su hogar. Y eso lo haría un humano también. Por eso el perrito, es el menos culpable en esta situación.
2- Legalmente –y lo confirman las autoridades- no se puede ni se debe sacrificar al animal. Los hechos ocurrieron dentro de la casa. “Pirata” no andaba suelto sin correa en las calles, ni atacó a un niño, o a un adulto sin motivo. Ni tenía rabia. Así que debe sobrevivir. https://elrumbo.mx/2019/05/30/aclara-del-toro-no-sacrificaran-pirata/ )
3- El siguiente punto me parece muy importante y refleja exclusivamente mi postura personal: Toda vida humana es valiosa, y creo que tampoco se debe celebrar la muerte del presunto asaltante, independientemente del acto de nobleza del animal. Para empezar no sabemos qué condiciones de violencia cultural y estructural fueron las que orillaron a esta persona a incurrir en la injustificable tentativa de delinquir. (Cuando hablo de violencia estructural, los invito a leer material del teórico Johan Galtung sobre cómo funciona el triángulo de la violencia).
4- Tampoco olvidemos que se trata de una persona que tendría seres queridos, que ahora sufren también. Y no estoy romantizando la delincuencia. Estoy asumiendo que, yo, quien esto escribe, no soy Dios. Ni soy juez, ni magistrado. Ni tampoco tengo la superioridad moral para juzgar a esta persona.
5- Muchos de quienes celebran la muerte del presunto asaltante apuntan con el dedo flamígero diciendo: “Lo merecía”. “Así mueren los que andan en malos pasos”. “Se lo buscó”. Un juicio sumario implacable. Perdemos de vista que se perdió una vida humana. La muerte de otra persona no debería alegrarnos a nadie. Con este tipo de frases legitimamos de facto otras muertes de personas con quienes, obviamente no tenemos una proximidad afectiva, pero desde nuestros juicios a la ligera también “lo merecían”. (¿Pensarán lo mismo los parientes del fallecido?)
6- Ese tipo de frases (la escuché también con quienes murieron calcinados en Tlahuelipan) son muy cómodas, para no detenernos a analizar a fondo lo que hay detrás de miles de personas que pierden la vida por distintas circunstancias y tratar de poner sobre nosotros un manto de protección moral. En este sentido invito a leer estudios de la Teoría de la Identidad Social (categorización, identificación y comparación) desarrollada por Henri Tajfel y John Turner. (https://elpais.com/elpais/2015/10/14/buenavida/1444820218_010432.html)
Sin duda pobres de los jaliscienses y pobres de los mexicanos, cuyas autoridades- estatales y federales- arrancaron su sexenio coincidiendo con el pico más alto en la historia de la inseguridad en el país, con abiertos desafíos contra la legalidad y las instituciones, más debilitadas que nunca.
Pero sobre todo, pobres de los jaliscienses que no tienen un perrito “Pirata” que los cuide.
Eso es lo que personalmente considero. ¿Y tú qué opinas?