• Columna de opinión.
  • Escrita por: Eduardo González Velázquez.

Concluyó el primer sexenio de la 4T. Muchas cosas se hicieron bien y otras no; se alcanzaron varios objetivos y algunos más quedaron en el camino. Se trazaron las primeras pinceladas para establecer un nuevo régimen político. Lo realizado y lo pendiente conforman la base sobre la cual Claudia Sheinbaum Pardo comenzará a delinear su propio gobierno y su propia visión de la República. No obstante, no debemos ignorar el legado que deja el sexenio de Andrés Manuel López Obrador: un México que de manera general es mejor que el país que recibió el tabasqueño.

A no dudar, varios indicadores son mejores hoy que en 2018; la realidad política en la que llega Claudia también es diferente, sin que todo ello niegue los pendientes que son necesario atender. Dese luego, si partimos de que Claudia recibe un mejor país que el que teníamos en 2018, las expectativas de la población son mayores y la responsabilidad y compromiso de la presidenta también.

En el terreno político, las sucesiones presidenciales desde José López Portillo hasta Andrés Manuel López Obrador se habían realizado en un ambiente de crispación política, crisis económicas, devaluaciones, fuga de capitales y enfrentamiento entre quien dejaba la presidencia y quien llegaba a ella; por otro lado, desde Carlos Salinas de Gortari el traspaso del poder también estuvo marcado por los fraudes electorales o los asesinatos políticos o el contubernio entre el PRI y el PAN para no dejar el poder y cerrarle el camino a la izquierda partidista.

En 2024, Claudia recibe el poder de manos de un presidente que se retira con 70 por ciento de aprobación que tuvo un evidente impacto en los 36 millones de votos obtenidos por Sheinbaum Pardo, lo que muestra entre otras cosas, que un amplio sector de la población no está inconforme con la continuidad de la 4T. Un dato no menor es que Claudia tiene en el partido Morena el control del Congreso de la Unión, la mayoría de los Congresos locales y 24 gubernaturas. Con todo ello, no contó López Obrador en 2018.

Hoy en el país tenemos 10 millones menos de personas en situación de pobreza. 35 millones de familias donde al menos un miembro de ellas se encuentra inscrito en un programa social. El salario mínimo aumentó de 88 pesos por día a 248.93 pesos diarios y 374.89 en la Zona Libre de Frontera. Las reservas internacionales de México son 225 mil 109 millones de dólares, un incremento con respecto a las reservas dejadas por Peña Nieto de 51 mil 500 millones. México se consolidó como el segundo socio comercial de Estados Unidos. Escalamos a la economía número 12 del mundo. Somos el sexto país del planeta con mayor turismo internacional. El sexenio pasado fue el primero desde tiempos de Gustavo Díaz Ordaz que nuestra moneda no se devaluó. La Inversión Extranjera Directa de 2019 al primer semestre de 2024 alcanzó los 153 mil millones de dólares con lo que superó los récords históricos que teníamos. El SAT recaudó hasta el primer trimestre de 2024 un billón 766 mil 612 millones de peses, mientras en 2018 la recaudación fue de un billón 78 mil 279 millones de pesos, sin aumentar impuestos.

Las grandes obras de infraestructura como el Tren Maya y el tren interoceánico, la refinería de Dos Bocas, los puertos aéreos Felipe Ángeles, el de Tulum y el de Palenque potenciaron el desarrollo y crecimiento económico del sureste mexicano y se construyeron con recursos propios sin la necesidad de recurrir a contratación de deuda.

Sin embargo, no todo fue miel sobre hojuelas. En el combate a la corrupción el avance no fue el esperado. La política migratoria estuvo llena de grises, por un lado, se recibía a los migrantes y se les permitía inscribirse en algunos programas sociales, y por otro, se continuó con el uso de la Guardia Nacional para contener su paso por nuestro país. Diez años después de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos en Ayotzinapa, la 4T no tuvo los elementos suficientes ni la voluntad política necesaria para saber qué pasó la noche de Iguala.

La cancelación del Seguro Popular y su sustitución con el Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (Insabi), no dio los resultados esperados. Y aunque hoy se cometen menos homicidios cada día con respecto a los perpetrados en 2018, el sexenio terminará con casi 200 mil muertos. En 2018 tuvimos 36,605 homicidios y en lo que va de 2024 llevamos 17,660.

El mandato democrático que recibió Claudia Sheinbaum el 2 de junio de este año es una muestra clara que la sociedad desea que continúe fortaleciendo lo realizado por la 4T y que atienda con mayor eficiencia los pendientes que hereda. Al tiempo.

  • Profesor del Tec de Monterrey.
  • @contodoytriques