- Columna de opinión.
- Escrita por: Eduardo González Velázquez.
Esta semana el presidente de Estados Unidos, Joe Biden dio a conocer una nueva Orden Ejecutiva contra las personas migrantes. Una disposición que continúa mirando el fenómeno migratorio como un asunto de seguridad sin atender las causas de raíz que lo generan y mucho menos observar las posibilidades para humanizar el proceso migratorio. “Las nuevas reglas están diseñadas para fortalecer la seguridad de nuestra frontera y reducir los flujos migratorios, y se basan en los pasos que hemos tomado a lo largo de los últimos tres años para reducir la migración en todo el hemisferio y responsar la seguridad fronteriza de Estados Unidos”. Está muy clara la visión de la Casa Blanca.
La nueva disposición tiene como eje central el cierre de la frontera sur de la Unión Americana, así como endurecer las reglas que deben cubrir las personas migrantes para solicitar asilo en el vecino del norte con base en el Título 8 que tiene como finalidad regular toda la dinámica migratoria. La nueva disposición realiza cambios clave al procesamiento actual bajo el Título 8: 1) la frontera será cerrada cuando los flujos migratorios superen los 2 mil 500 por día; 2) cuando esto suceda las personas que crucen la frontera en forma irregular se enfrentarán a un proceso de deportación acelerada, ya sea a sus países o a México, si son originarios de Nicaragua, Haití, bajo un acuerdo que se tiene con el gobierno mexicano; 3) las personas que cruzan la frontera sur en forma irregular no serán elegibles para recibir asilo, salvo que las autoridades migratorias, previa entrevista, determinen la existencia de “miedo creíble”.
Desde el Congreso de Estados Unidos, Joe Biden recibió duras críticas a su Orden Ejecutiva. Lo mismo desde los demócratas y el Caucus Hispano que la consideran violenta y de falta de entendimiento del origen del fenómeno, hasta los republicanos que siguen insistiendo en que la crisis migratoria en el sur de la Unión Americana es consecuencia de la tibieza de la política migratoria de Biden. Así las cosas, el jefe de la Oficina Oval quedó mal con los dos legisladores de ambos partidos. Sin dejar de lado la decepción causada en la comunidad latina que ha comenzado a levantar la voz con la amenaza de no votar por la reelección de Biden. Situación, que podría ayudarle a Trump a regresar a la Casa Blanca con lo que las condiciones de los migrantes allende el río Bravo empeorarían.
Más allá de las disputas electorales, está claro que la Orden Ejecutiva viola el derecho al asilo garantizado en las leyes estadunidenses e internacionales y que, no es otra cosa que regresar a las medidas antimigrantes puestas en marcha por Donald Trump., que de llegar de nuevo a la presidencia ni siquiera tendría que modificar algunas disposiciones antimigrantes, simplemente mantenerlas.
Si bien, la Orden Ejecutiva obliga a México a recibir migrantes de Nicaragua, Cuba, Haití y Venezuela, hoy por hoy, nuestro país ya acepta a un total de 30 mil migrantes nicaragüenses y haitianos que son deportados de Estados Unidos cada mes.
En cuanto a los menores de edad o víctimas de trata, ellos no serán evaluadas bajo la nueva regla de asilo. Tampoco aplicará a niños no acompañados ni a personas que el gobierno de norteamericano determine que son víctimas de una forma grave de trata de personas.
A no dudar, las leyes y disposiciones legales contra los migrantes siguen avanzando en Estados Unidos.
- Profesor Tec de Monterrey.
- @contodoytriques
