Con una popularidad inusitada, y al mismo tiempo un clima de violencia que no da tregua, una inflación no vista en los últimos años, y un clima de polarización, Andrés Manuel López Obrador llega al cuarto aniversario del triunfo electoral del 1 de julio de 2018. Él mismo que generó esperanzas por el anhelado cambio que el país esperó durante muchos años.
López Obrador, con su estilo y sus conferencias mañaneras, ha fortalecido la devoción de sus seguidores pero también ha escandalizado a sus detractores con un estilo alejado de la política tradicional. A veces sin filtros y en ocasiones hasta rudo, nunca se calla lo que piensa.
Desde la Rifa del Avión Presidencial, hasta las declaraciones en las que reivindica derechos humanos de los delincuentes, pasando por las críticas mordaces a sus opositores, el respaldo a gobiernos internacionales de izquierda, su simpatía por Donald Trump, la defensa a ultranza de sus aliados, como Manuel Bartlett y de sus hijos y recientemente, andanadas contra la Iglesia Católica y una comparación desafortunada que molestó a la comunidad judía.
“Andrés Manuel López Obrador ha roto patrones de conducta propios de la clase política mexicana y esa línea de acción ha sorprendido incluso a sus propios adeptos”, explica la periodista Laura Castro Golarte.
La también doctora en Historia y conductora radiofónica, considera que a cuatro años de distancia del triunfo de AMLO en las urnas, los pendientes siguen siendo grandes y persistirán porque en seis años no se pueden resolver los rezagos de décadas.
“Pero hay avances fundamentalmente en materia laboral, tanto de derechos de los trabajadores como de ingresos, incluyendo la reducción en la brecha salarial por género; en materia de hegemonía del Estado sobre los recursos estratégicos y en el desmantelamiento del modus operandi de asociaciones e instituciones que vivían del presupuesto en detrimento de los destinatarios originales”, apuntó Castro Golarte.
Sin embargo, el país no está bien en materia de violencia. Con 121 mil homicidios dolosos en la actual administración de AMLO, México superó la deshonrosa cifra del sexenio de Calderón. Y además de los números, los delicuentes muestran brutalidad al asesinar menores de edad, adultos mayores o sacerdotes.
A esto se suma una inflación que oscila en el 7 por ciento, la mayor en muchos años, aunque producto de situaciones intencionales, afecta al bolsillo de los más pobres que son a quienes AMLO juró proteger.
*Una división social que no es nueva*
Con todo, los números de la popularidad de AMLO siguen altos. A pesar de que la violencia no se ha frenado en el país.
“A Obrador lo aman o lo odian. Pero no hay medias tintas. Yo creo que con él ocurre un fenómeno curioso. Hay gente que lo aprecia, lo ve simpático, le cae bien, pero que también distingue que su gobierno no ha dado los resultados que esperaban. Si las expectativas eran altas o si prometió demasiado, es otro tema de mayor análisis, por supuesto”, explicó el analista político Julio Ríos.
El también conductor televisivo y comentarista radiofónico, añadió que que para mal, o para bien, el país está más politizado que nunca.
“Tirios y troyanos discuten de política y analizan los temas públicos en los cafés, en la mesa del desayuno, en sus oficinas, como nunca antes. Respecto a la polarización, esa división entre dos realidades de país no es nueva, ya existía desde hace décadas, pero con el perfil de este presidente, el contexto lo hace más visible. Efectivamente es un personaje que divide opiniones y que seguirá dividiendo en el resto de la historia de México”, apuntó.