Hoy más que una colaboración quiero únicamente comentar el sentimiento compartido que hemos tenido muchos jóvenes tamaulipecos respecto al país en el que vivimos.
No es el país de antes, en el que el futuro tenía una visión de crecimiento, en el que todos tenemos oportunidades, tampoco estamos en el país donde la violencia era un tema de persecución policiaca, hoy ya es un tema de seguridad nacional.
De acuerdo con estudios internacionales, se necesita un policía por cada 100 habitantes en países como México, porque el crecimiento de la delincuencia ha tenido penetración en todos los sectores sociales.
De viva voz puedo decir que he tenido el infortunio de vivir de cerca el lamentable hecho de las agresiones contra la vida, hoy puedo redactar este pequeño escrito porque la vida de dio una segunda oportunidad, que en realidad ha sido como volver a nacer.
Afortunadamente puedo caminar, puedo hablar, puedo pensar, puedo escribir, puedo levantar la voz, al abrir los ojos todas las mañanas, tengo nuevas esperanzas, entre ellas es saber que podemos cambiar el futuro y que los jóvenes de hoy puedan vislumbrar un país pujante lleno de oportunidades y con una diversificación del conocimiento para poder crecer y construir sus sueños.
La impunidad es la fiel amante de la corrupción, porque pase lo que pase, la justicia no alcanza a tocar a quienes realmente lastiman el espíritu de los mexicanos, ese espíritu que cuesta mantenerlo en lo alto, que cada día es más difícil alimentarlo, por eso no podemos quedarnos callados.
Los privilegios con los que uno nace, no están en el dinero, ni de tener una familia con apellidos rimbombantes, los privilegios con los que nacemos se resumen en la libertad de ser, en la de pertenecer y crecer con todos los anhelos y los sueños por delante.
A veces las frases que acuñamos en la cabeza en el camino de la vida nos dan un poco de voluntad, yo hoy me siento mucho mejor y listo para darle la vuelta a la página, y no se trata del perdón, no tengo nada que perdonar a nadie, lo que he pasado tiene nombre y apellido, es la injusticia, la saña, la impunidad y el deseo de que le vaya mal a mi familia.
Lo hemos superado poco a poco, porque el sueño compartido de vida es más grande que cualquiera de los malos deseos que nos puedan tener, somos fuertes y unidos, por eso tenemos una esperanza renovada.
De esta esperanza he encontrado como dije antes, muchas frases que me han dado la voluntad de levantarme para estar siempre de pie, no quiero involucrar nada que tenga que ver con la política porque la justicia y la libertad no tienen una bandera de colores, tienen la paz del corazón y la añoranza de un México fuerte, libre, formado por grandes mujeres y hombres que den la lucha desde cualquier trinchera para seguir construyendo el futuro.
El Subcomandante Marcos en los años más difíciles de la lucha con el EZLN escribió:
No morirá la flor de la palabra, podrá morir el rostro oculto de quien la alumbra hoy, pero la palabra que vino desde el fondo de la historia y de la tierra, ya no podrá ser arrancada por la soberbia del poder
Por otro lado Mario Benedetti nos incita a seguir adelante siempre:
No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento
Alimentar el espíritu también viene de lo logramos percibir todos los días, recientemente vi un motociclista que tenía una frase en el maletero de su moto: “Tal vez tu moto sea más grande y más veloz, pero el aire nos pertenece a todos”.
Es nuestro México, el que vive y habla todos los días, el que nos incita a ser mejores y tener una lucha compartida, una lucha que necesita un grito desesperado de guerra para que juntos podamos construir el futuro que nos meceremos como soñadores sin causa que únicamente soñamos por soñar, para todos los que sonríen cuando cruzas una mirada y para todos aquellos que estamos dispuestos a generar acciones para cambiar este corrupto país que hemos heredado.
Ya basta, no quiero leer más que “Mexico, Me dueles”